N° 09 | 22.08.2021
La decadencia del “orden liberal internacional” y la esperanza de un futuro pluralista
Zhu Yunhan
Zhu Yunhan es profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Taiwán y académico de la “Academia Sínica” de Taiwán, China. Zheng Yongnian es experto en política china y asuntos internacionales, y el primer director del Instituto Avanzado de Estudios Globales y Contemporáneos de China de la Universidad China de Hong Kong en Shenzhen
En su nuevo libro, La decadencia del mundo centrado en Occidente y el nuevo orden global emergente, Zheng Yongnian y Zhu Yunhan observan que el orden liberal internacional, formado por la colusión entre Estados Unidos y Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial, sigue siendo esencialmente un sistema de hegemonía y subordinación, o de dominadores y dominados. Este orden intenta integrar el modelo socialdemócrata, la intervención del Estado y la regulación financiera y de capital con el sistema de libre comercio. Sin embargo, mientras que el orden liberal internacional proclamó una “victoria completa” con el colapso de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, también sembró las semillas de su propia decadencia. El Neoliberalismo se ha convertido en fundamentalismo de mercado, expandiendo drásticamente la brecha de ingresos y riqueza en las sociedades occidentales. Además, la democracia occidental se ha vuelto incompetente frente al poder creciente del capital. Desde el punto de vista occidental, el orden liberal internacional está decayendo principalmente debido al crecimiento de otras potencias, en especial China y Rusia, y el resurgimiento de la competencia entre grandes potencias. Incluso muchos países no occidentales nunca han aprobado el orden liberal internacional liderado por Occidente. Al mismo tiempo, como Estados Unidos y Occidente no pueden hacer mucho más para promover este orden, un orden plural basado en la soberanía está volviendo a aparecer.
¿Cuál podría ser el papel de China en el Afganistán dirigido por los talibanes?
Pan Guang
Pan Guang es director del Centro de Estudios de la Organización de Cooperación de Shanghái de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghái, y asesor senior de la Asociación de Estudios de Medio Oriente de China.
Los recientes eventos en Afganistán ejemplifican la decadencia del orden liberal internacional liderado por Estados Unidos. A partir del repliegue de las fuerzas estadounidenses, la especulación de que China podría intervenir se ha profundizado debido a la reciente conferencia entre Wang Yin, Ministro de Relaciones Exteriores de China, y Mullah Abdul Ghani Baradar, jefe de la Comisión Política Talibán Afgana. En esta entrevista, Pan Guang señala que los lazos entre China y los talibanes comenzaron antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y que China nunca ha identificado al Talibán afgano como una organización terrorista. China reconoce la importancia del Talibán en Afganistán y espera que pueda jugar un papel significativo en la reconstrucción de la nación. En la retirada precipitada de los ejércitos estadounidenses, China ha interactuado con el Talibán de manera abierta con el objetivo de prepararse para el rol que podría jugar en el Afganistán de posguerra. Al mismo tiempo, China y Rusia han fortalecido su cooperación militar ya que la situación afgana provoca preocupaciones de seguridad a sus vecinos. Pan sostiene que aunque China podría tomar medidas defensivas, no va a enviar fuerzas conjuntas a Afganistán como se especula; en efecto, la recuperación permanente de la paz en Afganistán requiere un mecanismo de coordinación internacional. Pan afirma que China tendrá tres maneras como máximo de involucrarse en Afganistán: proteger a los ciudadanos chinos allí, participar en la construcción y desarrollo de posguerra del país y, una vez que la seguridad esté garantizada, seguir impulsando los proyectos grandes de empresas chinas en Afganistán y la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda.
Debate en línea: la “coexistencia” con COVID19 no contradice la estrategia de “cero-tolerancia” de China
Zeng Guang
Zeng Guang es epidemiólogo y científico jefe del Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades. También es miembro del Panel de Expertos de Alto Nivel de la Comisión Nacional de Salud.
Después del último rebrote de COVID-19 en China, el virólogo Zhang Wenhong escribió en las redes sociales que “el mundo tiene que aprender a vivir con el virus.” Sus comentarios provocaron muchos debates en línea, incluyendo discusiones ideológicas, sobre si China debe cambiar su estrategia de “cero-tolerancia” por “coexistencia”. Entre los comentadores estaba Gao Qiang, antiguo Ministro de Salud, el cual argumentó que el enfoque de “coexistencia” revela el defecto del sistema político de los países occidentales. En esta entrevista, Zeng Guang afirma que estos dos enfoques no se contradicen mutuamente. Debido a la incertidumbre de la situación epidémica global y la tasa de vacunación incompleta de la población china, China debe adherirse a su estrategia de “cero-tolerancia” por el momento pese a los crecientes costos. A medida que la situación epidémica internacional cambia, la estrategia china también cambiará, aunque Zeng aconseja que China no sea la primera en abrir la frontera. Zeng cree que la “coexistencia” será el resultado de largo plazo de la lucha humana contra el virus. En torno a los próximos Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, Zeng sugiere que China adopte una política de prevención epidémica parecida a la que utilizaron las Olimpíadas de Tokio.
No hay atajos para resolver los “cuellos de botella” en la innovación tecnológica
Feng Kaidong
El Dr. Feng Kaidong es profesor asociado de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Beijing. Sus investigaciones abarcan la evolución de sistemas de innovación y la economía política de la ciencia, la tecnología y la evolución organizacional.
China se enfrenta con un “problema de cuello de botella” (卡脖子问题 kǎ bó zi wèntí) causado por los esfuerzos estadounidenses para reprimir sus avances tecnológicos. A pesar de ello, muchos son optimistas en cuanto a que China puede superar a los países desarrollados a liderar la ostensible Cuarta Revolución Industrial gracias a su creciente dominio en las tecnologías emergentes, como servicios de internet móvil, Big Data e inteligencia artificial. En este artículo, Feng Kaidong sostiene que no hemos entrado en una nueva etapa de desarrollo donde las tecnologías disruptivas cambien el mundo de manera fundamental. Todavía estamos en la Tercera Revolución Industrial, caracterizada por la aplicación y difusión de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Como las tecnologías emergentes no pueden conducir a importantes cambios económicos en la industria, China no tiene atajos para superar a otros países. Feng señala que desde la reforma y apertura, China se ha integrado en el sistema económico internacional, y las empresas chinas han sido posicionadas como usuarias de tecnologías extranjeras y manufactureras de productos globales en lugar de innovadoras tecnológicas, lo cual ha creado muchos problemas de “cuello de botella” a la innovación china. Feng concluye que no es suficiente que China logre grandes avances en un campo tecnológico específico; la mayor prioridad de China tiene que ser construir sistemas de innovación doméstica y realizar cambios estructurales para reducir la dependencia de las tecnologías y los mercados extranjeros.
¿Cómo se ha desarrollado la industrialización socialista china?
Huang Qunhui
Huang Qunhui es director del Instituto de Estudios Económicos de la Academia China de Ciencias Sociales, miembro del Comité Asesor Nacional de Estrategia de Manufactura, y miembro del Comité Antimonopolio del Consejo de Estado.
Revisando los últimos 100 años del PCCH, Huang Qunhui nos presenta el desarrollo de la industrialización socialista china y la importancia global de sus logros industriales. Huang destaca el papel de la firme perseverancia del PCCH en la industrialización de la nación. En 1944, Mao Zedong abogó por el desarrollo industrial, urgiendo a los miembros del Partido a estudiar la industrialización, y enfatizó la importancia de la industrialización para la independencia nacional, una noción que persiste en la actualidad. En la primera fase de la industrialización socialista china entre 1949 y 1978, se priorizó la industria pesada, como por ejemplo, el exitoso proyecto “Dos bombas, un satélite” (两弹一星 Liǎng dàn yì xīng). Durante la época de reforma, China desarrolló rápidamente la industrialización basada en la economía de mercado socialista, promoviendo industrias de bajo costo orientadas a la exportación y acelerando la actualización industrial a través de “aprender con la práctica”. Desde 2015, China ha insistido en la transición hacia una industrialización inclusiva, sostenible, e impulsada por la innovación. Huang afirma que la industrialización socialista china no solo es un paso vital para realizar el “Sueño chino de revitalización nacional” (中华民族伟大复兴的中国梦 Zhōnghuá mínzú wěidà fùxīng de zhōngguó mèng), sino que también es de gran importancia global. Para los países que participan en la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda (“BRI” por su nombre en inglés), la industrialización de China ha impulsado sus actualizaciones industriales y fortalecido su crecimiento económico e industrialización. Además, la experiencia china ofrece una solución alternativa a los países que buscan industrializarse mientras mantienen la independencia nacional.

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