N° 27 | 02.01.2022
Se ven los contenedores que llevan mercancías para exportación en el Puerto de Qingdao, Provincia de Shandong del este de China. [VCG]

Estimado/a lector/a,

Para empezar el nuevo año, el colectivo editorial de Voces de China le brinda una retrospectiva del 2021. En los últimos 26 números, publicamos 130 excelentes artículos escritos originalmente en chino. En caso de que se los haya perdido, aquí hay seis de nuestros artículos favoritos: una combinación de conocimientos profundos sobre China, pensamiento de autores influyentes y análisis sobre temas importantes. Un nuevo año significa un nuevo capítulo. En 2022, continuaremos compartiendo con usted importantes voces chinas que ayudan a dar forma a China hoy.

—Colectivo editorial Dongsheng

Estados Unidos intenta impedir el crecimiento de China. ¿Cómo logrará China su objetivo para el Segundo Centenario?
Lin Yifu
Justin Lin Yifu (林毅夫) es decano del Instituto de Nueva Economía Estructural, decano del Instituto para la Cooperación y el Desarrollo Sur-Sur, y profesor y decano honorario de la Escuela Nacional para el Desarrollo de la Universidad de Beijing. Fue vicepresidente senior y economista jefe del Banco Mundial

En el contexto de lo que el Presidente Xi llama “cambios profundos sin precedentes en un siglo” (百年未有之大变局 bǎinián wèi yǒu zhī dà biànjú) causados por el crecimiento de China, el descenso de Occidente y las consecuentes tensiones entre China y Estados Unidos, ¿cómo China va a lograr su objetivo en el Segundo Centenario de convertirse en un “poderoso país socialista moderno, democrático, civilizado, y armonioso?” Desde el punto de vista económico, el Profesor Lin argumenta que una vez que el PIB per cápita de China alcance la mitad del de Estados Unidos (que mientras tanto perderá la ventaja tecnológica que usa para sofocar a China), las relaciones sino-estadounidenses experimentarán la transición hacia una nueva etapa de aceptación mutua y coexistencia pacífica. Durante más de 4 décadas, China ha aprovechado sus “ventajas como jugador tardío” ­– imitando, importando, o integrando las tecnologías e industrias existentes – para obtener su crecimiento rápido. Hoy en día, en el contexto de la represión a las empresas tecnológicas chinas por parte de Estados Unidos, Lin sostiene que China puede seguir mejorando sus capacidades de innovación a través de la cooperación con países europeos y asiáticos, lo cual impulsará la innovación doméstica en áreas claves a través del Sistema para Toda la Nación (举国体制 jǔguó tǐzhì) de China. A pesar de los desafíos principales como el envejecimiento de la población, la neutralidad en carbono y la revitalización rural, China logrará una tasa de crecimiento anual del, al menos, 6% hasta 2035, seguida por una tasa de crecimiento del 4% hasta 2049, punto en el cual llegará a la mitad del PIB per cápita de Estados Unidos y alcanzará su objetivo del Segundo Centenario.

El próximo desafío de China: de la seguridad alimentaria a la seguridad del suministro de alimentos
Chen Xiwen
Chen Xiwen (陈锡文) es miembro del Comité Permanente del Congreso Nacional del Pueblo, presidente del Comité de Agricultura y Rural del Congreso Nacional del Pueblo

China ha concedido gran importancia a garantizar la autosuficiencia en granos y la seguridad absoluta de los alimentos básicos (口粮绝对安全 kǒuliáng juéduì ānquán). Durante seis años consecutivos, la producción total anual de granos de China se mantuvo por encima de 650 millones de toneladas (2015-2020) y la producción per cápita superó los 470 kg, muy por encima del estándar internacional de seguridad alimentaria (400 kg per cápita). Sin embargo, según Chen Xiwen, la dependencia del país de los mercados internacionales para productos alimenticios clave sigue siendo alta. Por ejemplo, se importan más del 30% del azúcar, la carne bovina y la leche, y el 70% del aceite comestible. Como país con una gran población, la dependencia de China de las importaciones de alimentos plantea una variedad de riesgos. El año pasado, durante la pandemia de COVID-19, 18 países restringieron las exportaciones de alimentos y otros productos agrícolas, lo que afectó la cadena de suministro global y provocó importantes fluctuaciones de precios. Dado que China se ha convertido en una sociedad moderadamente próspera (全面小康社会 quánmiàn xiǎokāng shèhuì), Chen propone que el concepto de "seguridad alimentaria" (粮食安全 liángshí ānquán) debería expandirse al concepto más amplio de "seguridad del suministro de alimentos" (食物供给安全 shíwù gōngjǐ ānquán). El país debe mejorar su propia capacidad de suministro de alimentos, especialmente en alimentos básicos importantes, como cereales, aceite y azúcar. En primer lugar, China debe adherirse estrictamente a la tierra mínima cultivable de 1.800 millones de mu (120 millones de hectáreas) establecida por la política de "línea roja" del gobierno. La tierra cultivable del país es actualmente de 1.920 millones de mu (128 millones de hectáreas), pero disminuyó en 113 millones de mu (7,5 millones de hectáreas) en la última década. Para mejorar los niveles de rendimiento agrícola, China debe promover la innovación de la industria de semillas y el progreso en ciencia y tecnología agrícola. Por ejemplo, el rendimiento de maíz de China de 6,32 toneladas por hectárea (2020) es un 9,3% más alto que el promedio mundial de 5,78 toneladas, pero sigue siendo mucho más bajo que el de Estados Unidos, Brasil y Argentina. Mientras tanto, el autor reconoce que China no puede depender únicamente de los recursos internos para alimentar al 18% de la población mundial con solo el 9% de la tierra cultivable total. Por lo tanto, el establecimiento de una cadena de suministro de alimentos internacional estable y segura es una elección inevitable y necesaria.

La “ventaja del jugador tardío” de China en alcanzar la neutralidad de carbono
Li Junfeng
Li Junfeng (李俊峰) es exdirector del Centro Nacional para Estrategia y Cooperación Internacional en el Cambio Climático

Una semana antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 en Glasgow, China entregó sus objetivos y planes de implementación respecto al clima a las Naciones Unidas. El país tiene la meta de alcanzar el pico de emisiones de CO2 en 2030 y lograr la neutralidad de carbono en 2060. Sin embargo, mucha gente sigue siendo escéptica acerca de si China puede cumplir sus compromisos. Li Junfeng cree que el país va a lograr sus objetivos. A partir de 2006, China ha implementado medidas efectivas de reducción de carbono, como la política de “doble control” para reducir la intensidad y el consumo energético con indicadores clave de desempeño en todos los niveles de los gobiernos regionales. En 2013, la mayoría de las provincias experimentaron un crecimiento desacelerado de emisiones de carbono, excepto seis provincias y regiones autónomas, incluyendo Ningxia, Xinjiang y Mongolia Interior. Con una tasa de crecimiento de emisiones del 2% al año, estas regiones representan el 70% del crecimiento total de China. Aunque el consumo de carbono de China rebotó entre 2017 y 2019, la tasa de crecimiento de emisiones medias de carbono al año se ha estado desacelerando, disminuyendo desde el 12,7% durante el décimo Plan Quinquenal (2001-2005) hasta el 1,7% durante el decimotercer Plan Quinquenal (2016-2020). Siguiendo esta tendencia, China podría llegar al pico de emisiones en 2025. Además, Li argumenta que China tiene la “ventaja del jugador tardío” (后发优势 hòu fā yōushì), es decir, necesita lograr un nivel más bajo del pico per cápita para que el costo de las nuevas tecnologías energéticas sea inferior al costo de los países desarrollados que ya ha llegado a sus picos. Por ejemplo, Estados Unidos alcanzó el pico de emisiones en 2007 con casi 20 toneladas de emisiones per cápita, que fue el doble de las de China en 2019 (10 toneladas per cápita). Aparte de ello, el costo de energías no fósiles de China y sobre todo de las renovables, ha bajado significativamente, siendo más competitivo: el costo unitario de las células fotovoltaicas, que son dispositivos que convierten el sol en energía, ha disminuido en más del 80% desde 2010. La mayoría de las regiones ya cuentan con las condiciones para la paridad de red, es decir que el costo de las energías limpias equivalga al de las energías convencionales. Así mismo, China ha mantenido la ventaja de tener más vehículos eléctricos en el mundo. Estos factores juntos ayudarán a China a alcanzar la neutralidad de carbono en 2060.

Relaciones China-Rusia y un nuevo paradigma de Eurasia
Feng Shaolei
Feng Shaolei (冯绍雷) es profesor en la Universidad Normal del Este de China, director del Centro de Innovación Colaborativa para la Cooperación y el Desarrollo Periféricos y el Centro de Estudios Rusos

El profesor Feng Shaolei cree que la retirada estadounidense de Afganistán refleja las desventajas institucionales del Occidente liderado por Estados Unidos. Sus acciones no solo incitan a sus aliados occidentales a reflexionar sobre las consecuencias de seguir a Estados Unidos sino además brindan a los países no-occidentales caminos alternativos para pensar el desarrollo independiente. Feng señala que durante más de dos décadas no ha habido una “reversión del proceso de NIxon”, refiriéndose a los esfuerzos conjuntos de Estados Unidos y Rusia para reprimir a China. Estados Unidos y sus aliados iniciaron una serie de grandes conflictos y crisis tales como la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la Guerra de Irak, los movimientos de “Revolución de Colores”, conflictos en Ucrania y la provocación contra China en el Mar de la China Meridional y en el Mar de la China Oriental. Estos hechos acercaron gradualmente a Rusia y China. Mientras tanto, después de largas luchas y reflexiones, China y Rusia se unieron cada vez más abogando por los principios de gobernanza de defender la soberanía y resistir la hegemonía. Esto explica por qué los intentos de alienar a los dos países siempre han fracasado. Frente a la confrontación de Estados Unidos, los países euroasiáticos unen fuerzas en la tendencia de la “nueva neutralidad”, como ejemplifica la propuesta rusa de “nueva no alineación”. Feng sostiene que esto indica lo siguiente: primero, la mayoría de los países evitaría, a toda costa, la confrontación basada en la alineación. Segundo, todos los países y pueblos son libres de elegir sus propios caminos. En tercer lugar, la política de “nueva no alineación” es una posición pragmática que beneficia mutuamente a todos los países. En línea con esta tendencia, la estructura institucional inclusiva de la BRI (Nueva Ruta de la Seda) tiene el mayor potencial para profundizar la cooperación en Eurasia.

La prosperidad común enfatiza el desarrollo económico y la ética laboral socialista en lugar de crear un “Estado de bienestar”
Lü Dewen
Lü Dewen (吕德文) es investigador del Centro de Administración e Investigación Rurales de China de la Universidad de Wuhan

En una entrevista reciente, Lü Dewen señaló que los esfuerzos de China para eliminar la pobreza absoluta y su trabajo por la prosperidad común reflejan la esencia del sistema socialista bajo el liderazgo del PCCH. En la actualidad hay un animado debate sobre cómo lograr la prosperidad común y si el PCCH debería concentrarse en la distribución primaria, secundaria o terciaria. El país está implementando una serie de ajustes en sus políticas económicas y sociales para subsanar las consecuencias negativas de las reformas basadas en el mercado del pasado, incluyendo los altos costos de vivienda y la ansiedad por la educación. El objetivo de la prosperidad común es aliviar la polarización entre los ricos y los pobres. Según Lü, dado que China acaba de ser calificada como país de ingresos medios, es necesario que el desarrollo económico siga siendo la tarea central del PCCH. Mientras mantiene un alto nivel de desarrollo económico, China debería enfocarse en mejorar el sistema de distribución primaria, que convertirá la gran cantidad de trabajadores migrantes chinos en trabajadores de ingresos medios. La distribución secundaria y la terciaria pueden jugar un papel suplementario. Lü también argumenta que China debería evitar la trampa del bienestar y no alentar al pueblo a depender de las asistencias (等靠要 Děng kào yào) para alcanzar la prosperidad común. Un país socialista también destaca que el trabajo genera felicidad, lo cual es la ética clave del espíritu socialista. Solo con la ética del trabajo duro del pueblo para construir una sociedad socialista, éste podrá convertirse en dueño del país y así permitir el disfrute común de la riqueza de la sociedad.

La institución liderada por Zhou Enlai es la clave para entender el “nuevo sistema para toda la nación”
Lu Feng
El Dr. Lu Feng (路风) es profesor y supervisor doctoral del Departamento de Economía Política de la Escuela de Gobierno, Universidad de Beijing. También es director del Instituto Leo Ko-Guan de Comercio y Gobierno
Los líderes políticos chinos han propuesto adoptar un “nuevo tipo de sistema para toda la nación” para “lograr avances importantes y mayor desarrollo”, como la innovación tecnológica significativa. Dr. Lu revela en su artículo cómo el Comité Central Especial del Partido Comunista de China era el órgano de toma de decisiones detrás del histórico proyecto “Dos bombas, un submarino, un satélite” de los años 60, reconocido como un ejemplo del sistema para toda la nación. Esta institución, autorizada por la dirigencia más alta que tenía al Primer Ministro Zhou Enlai como dirigente, era responsable de la implementación y los resultados del proyecto. El Comité reflejaba el sistema para toda la nación de China en la era de economía planificada. El artículo examina el Consejo de Producción de Guerra y el Proyecto Manhattan, sus homólogos estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, así como la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa, que sigue activa hoy en día. Basado en las experiencias históricas de China y Estados Unidos, el autor argumenta que el sistema para toda la nación es un sistema único y efectivo impulsado por tareas, que encaja bien tanto en el sistema económico planificado como en el del mercado.

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