N° 16 | 17.10.2021
China debe dirigir la nueva revolución industrial de manera firme y valiente
Justin Yifu Lin
Justin Yifu Lin (林毅夫) es Decano del Instituto de Nueva Economía Estructural y el Instituto de Cooperación y Desarrollo Sur-Sur del la Universidad de Beijing. También es el ex economista en jefe del Banco Mundial.

Justin Yifu Lin cree que uno de los hitos del objetivo de China para el segundo centenario, que consiste en “construir un país socialista moderno para el 2049”, debe ser que el PBI per cápita de China llegue por lo menos a la mitad del de Estados Unidos. Desde que se convirtió en la primera economía mundial a finales del siglo XIX, Estados Unidos ha formado el hábito de frenar a la segunda economía que alcanzara el 60% de su PBI. Japón en los años 80 es un ejemplo de ello. Ahora que el PBI de China calculado por el tipo de cambio de mercado ha subido al 70% del PBI estadounidense, este país está haciendo el mismo truco otra vez. Lin argumenta que China es totalmente capaz de dirigir la nueva revolución industrial para romper el bloqueo tecnológico de Estados Unidos y lograr su objetivo para el segundo centenario. Actualmente, las siete provincias y ciudades chinas con mayor PBI per cápita han alcanzado el 54,5% del PBI per cápita de Estados Unidos según el tipo de cambio de la PPA (paridad de poder adquisitivo), aproximadamente la misma relación de Alemania frente al Reino Unido cuando esa lideró la Segunda Revolución Industrial a finales del siglo XIX. Además de las condiciones materiales, China también cuenta con una abundancia de capital humano, un mercado enorme, y sectores industriales comprensivos, garantizando su posición ventajosa en comparación con Estados Unidos en liderar la nueva revolución tecnológica. En respuesta a las críticas de los economistas liberales sobre la interferencia del gobierno en la economía a través de políticas industriales, Lin sostiene que el gobierno debe, a su vez, implementar las políticas de manera firme y valiente para apoyar la nueva revolución industrial. Una guía activa y productiva del gobierno para superar los fallos del mercado es necesaria para desarrollar nuevas tecnologías e industrias, ya sea para alcanzar a otros países o para dirigirlos.

¿Una señal de acercamiento con Estados Unidos? China debe evitar la trampa estadounidense
Zhao Dingxin
Zhao Dingxin (赵鼎新) es sociólogo y director del Instituto de Estudios Avanzados en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Zhejiang.

Los recientes encuentros de alto nivel entre China y Estados Unidos provocan la especulación de que Estados Unidos está ajustando su política hacia China. En este artículo, Zhao Dingxin argumenta que es crucial para China evitar la “trampa de ser descartable” (垫背陷阱 Dìanbèi jiànjǐng) a la hora de manejar sus lazos con Estados Unidos. Aunque Estados Unidos tiene una ventaja absoluta en la ubicación geográfica, la fuerza militar y la atracción de talentos, no es capaz de llevar a cabo reformas socialistas o progresivas de manera efectiva debido a su estructura conservadora. Como consecuencia, las protestas por todo el país causadas por la muerte de George Floyd y el disturbio en la Capital liderado por los seguidores de Donald Trump, son ejemplos para los crecientes problemas sociales de distintos aspectos. A lo largo de la historia, Estados Unidos ha aliviado las tensiones sociales a través de expansiones a occidente o guerras. Por ejemplo, la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial después del ataque de Pearl Harbor por Japón fue una oportunidad perfecta para el país de salir de la Gran Depresión y obtener prosperidad. Japón se convirtió en carne de cañón que “hizo a Estados Unidos grande otra vez”. Zhao cree que, si los asuntos domésticos de Estados Unidos siguen sin resolverse, el efecto derrame va a perjudicar inevitablemente a China primero. China no debe subestimar el poder y la capacidad creativa de Estados Unidos. Tiene que trabajar con el concepto de “declive estadounidense” con precaución y seguir con su enfoque ganar-ganar en la diplomacia. La cooperación y la resistencia simultánea con Occidente es necesaria para romper la alianza contra China liderada por Estados Unidos. China, en ningún caso, debe ser descartada en el proceso de la “destrucción creativa” de Estados Unidos.

El crecimiento energético sostenible es la clave para que China se convierta en la economía más grande del mundo
Wang Jian
Wang Jian(王建) es economista y vicepresidente de la Sociedad de Macroeconomía de China.

Las restricciones eléctricas recientes en algunas regiones de China reflejan un importante déficit en la cadena de suministro de electricidad. Según Wang Jian, esta escasez de energía será el obstáculo más importante en el progreso para convertirse en la economía más grande del mundo. De acuerdo a la población registrada, la población urbana de China era un 45% en 2020. Las tasas de urbanización de Japón y Corea del Sur alcanzaron 80 y 85% en 1970 y 1980, respectivamente. Si China alcanzara un nivel similar de urbanización, aproximadamente 800 millones de personas se moverían de las zonas rurales hacia las ciudades. En consecuencia, la producción industrial de China tendría que crecer 3,5 veces hasta 100 billones de yuanes (US$ 15,2 billones) para satisfacer las demandas astronómicas. Desde este punto de vista, la economía de China todavía tiene un potencial sustancial. Sin embargo, el país se enfrentará a un obstáculo energético que será más difícil de superar en comparación con aquellos países que “alcanzaron”exitosamente a las economías avanzadas. Estados Unidos, por ejemplo, accedió a abundantes recursos energéticos para su surgimiento como una superpotencia mundial en el período de la Primera y Segunda Guerra Mundial, porque 70% de las nuevas fuentes de energía descubiertas estaban en América del Norte. Además, los países desarrollados han cambiado gradualmente su enfoque de la economía virtual a la economía real desde 2016. Si la economía real de Occidente se fortalece, el aumento de la demanda de energía causará un gran conflicto de recursos con China. Por lo tanto, esta es la razón por la que Wang sostiene que China puede ser la economía más fuerte del mundo si el país puede superar las limitaciones energéticas para 2050.

Los valores de las Naciones Unidas sólo pueden ser defendidos por los países en desarrollo
Yin Zhiguang
Yin Zhiguang (殷之光)es profesor de Política Internacional de la Escuela de Relaciones Internacionales y Asuntos Públicos de la Universidad de Fudan.

El mes pasado, en el discurso de Biden en el debate general de la 76° sesión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, mencionó las palabras “atacar” 6 veces, “amenaza” 14 veces y “aliados” 8 veces, sin disfrazar su punto de vista centrado en Estados Unidos. En el artículo, el profesor Yin afirma que el discurso no mostró más que una declaración de guerra imperialista que viola el espíritu de las Nacionales Unidas. Estos comentarios reflejan la convicción de Biden de traer de nuevo la guerra al mundo, especialmente hacia los países en desarrollo que no son “aliados” reprimidos por el poder hegemónico. En contraste, el Presidente Xi usó “cooperación” 8 veces y “multilateral” 5 veces en su discurso, reflejando la perspectiva del orden mundial basado en el multilateralismo y la diversificación. El autor explica que durante los últimos 80 años, gracias al movimiento antiimperialista de los países en desarrollo, incluyendo a China, las Naciones Unidas han pasado de ser una alianza militar a una organización internacional que promueve el desarrollo pacífico y equitativo del orden mundial. Los países en desarrollo concibieron un orden mundial diferente, desencantado de las narrativas del imperialismo centrado en Occidente, bajo el proceso de cooperación bajo el “internacionalismo”. Estados Unidos forjó una alianza política y militar con Australia y Reino Unido contra China justo antes de la Asamblea General de las Naciones Unidas, lo que refleja su desprecio por el valor de la ONU sobre un orden mundial igualitario. El autor sugiere que la paz bajo el orden global hegemónico de Estados Unidos tiene corta duración. Por esta razón, los principios y valores de las Naciones Unidas solamente pueden ser defendidos por países en desarrollo contrahegemónicos.

¿Por qué el PCCH celebra la Revolución de Xinhai con gran magnificencia?
Zhang Haipeng
Zhang Haipeng (张海鹏) es historiador. Como miembro de la Academia China de Ciencias Sociales, su investigación se enfoca en la historia china moderna.

En la reunión conmemorativa que marca el 110° aniversario de la Revolución de Xinhai (辛亥革命 xīn hài gé mìng) el 9 de octubre, las declaraciones del Presidente Xi ganaron amplia atención en el internet de China. El historiador Zhang Haipeng analiza por qué el PCCH realizó grandes ceremonias para marcar este evento histórico desde la fundación de la República Popular China. Primero, el partido tiene como objetivo aprender y llevar adelante el indomable espíritu de revitalizar China, iniciado por Sun Yat-sen (孙中山 Sūn zhōngshān) y otros revolucionarios en el proceso de modernización socialista. Segundo, la consolidación del amplio frente patriótico de unidad hacia la unificación nacional es una de las principales prioridades del partido. La importancia de la Revolución de Xinhai es que derrocó a la Dinastía Qing (1644-1911) -terminando con 2.000 años de dominación imperial y feudal- y creó la república democrático-burguesa. Fue un movimiento de liberación ideológica, que abogó por cambios en el sistema político, las relaciones exteriores, la economía social, la educación, la cultura, las costumbres y las ideas de China, entre otros. Zhang sostiene que la Revolución de Xinhai ofreció lecciones valiosas para los esfuerzos revolucionarios posteriores y allanó el camino a seguir a pesar de su fracaso en completar la tarea antiimperialista y antifeudal. Podría decirse que la Revolución de Nueva Democracia liderada por el Partido Comunista de China es una continuación de la Revolución de Xinhai. Zhang además sostiene que fue el fracaso de la Revolución de Xinhai lo que impulsó a Sun a explorar nuevos patrones de desarrollo de la sociedad china. En los últimos años de Sun, presentó las ideas de “tierra para el labrador” (耕者有其田 gēng zhě yǒu qí tián) y la regulación del capital. Como seguidor de Marx y del marxismo, Sun enfatizó repetidamente que el socialismo y el comunismo eran los patrones de desarrollo que China debía tomar.

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