¿Cómo hace China para garantizar la seguridad alimentaria de 1.400 millones de personas? | 24.11.2023

Dongsheng Explica N°6

¿Cómo hace China para garantizar la seguridad alimentaria de 1.400 millones de personas?

Aunque la pandemia, eventos meteorológicos extremos y conflictos geopolíticos han provocado interrupciones en las cadenas de suministro de alimentos y aumento de sus precios internacionales, no hay escasez de comida para la población mundial. Sin embargo, el hambre sigue afectando a millones de personas. Según el último informe sobre El estado de la inseguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, entre 691 y 783 millones de personas pasaron hambre en 2022. Esto es un 9,2% de la población mundial y 122 millones más que en 2019.

Los 1.400 millones de habitantes del continente africano, a pesar de tener el 60% de la tierra cultivable del mundo, se enfrentan a una inseguridad alimentaria cada vez mayor y a una grave hambruna. Entonces, ¿cómo ha conseguido China producir aproximadamente el 25% de los alimentos del mundo, utilizando menos del 9% de la tierra cultivable y el 6% del agua dulce para, a nivel interno, alimentar a una población equivalente a la africana?

En este Dongsheng Explica, exploramos algunas de las políticas y realidades sociales, históricas y económicas que sustentan la capacidad de China para alimentar a su pueblo, proporcionar cierta estabilidad al mercado mundial de alimentos y seguir contribuyendo a erradicar la inseguridad alimentaria en el mundo, alimentando a una quinta parte de la población mundial.


¿Cómo abordó el movimiento comunista la cuestión agraria?

China es una nación con una cultura agrícola milenaria, donde el campesinado siempre tuvo un papel protagónico. Por su tamaño, las tensiones en la relación tierra/población determinaron la estabilidad, caída y surgimiento de varias dinastías, e incluso la primera política nacional de una nueva dinastía era generalmente la redistribución de tierras y una disminución de impuestos.

Hacia finales del siglo XIX, la dinastía Qing  había sido incapaz de poner un alto a los abusos de las potencias extranjeras. Desde 1840, las guerras del opio, las guerras chino-japonesas y los tratados desiguales levantaron el telón del “Siglo de la Humillación” y el territorio chino quedó dividido en camarillas militares controladas por caudillos, lo que profundizó la dependencia estructural de los campesinos respecto a la clase terrateniente. Esta crisis, agravada por las catástrofes naturales, provocó una drástica disminución de los recursos, con la consiguiente polarización de clases, hambrunas y rebeliones campesinas.

Mao Zedong, en su Análisis de las clases en la sociedad china (1926), describió a la inmensa mayoría de la población china como el campesinado pobre y semi-propietario que compensaba el déficit “alquilando tierras a otros, vendiendo parte de su fuerza de trabajo o dedicándose al pequeño comercio”. El Partido Comunista (PCCh) se consolidó en torno a estas contradicciones y comenzó a organizar a los campesinos, logrando un apoyo enorme en las zonas rurales del país. Abordar la cuestión agraria se convirtió en uno de los principales objetivos de la Revolución China, e incluso antes de llegar al poder, comenzó el proceso de Reforma Agraria (土地改革 pinyin: tǔdì gǎigé tǔgǎi)para confiscar las tierras de terratenientes y devolverlas al campesinado.

En 1949, finalmente en el poder, el PCCh establece entre sus principales retos acabar con el hambre y aumentar las fuerzas productivas. Con este fin, en 1950 promulgó la Ley de Reforma Agraria (土地改革法 tǔdì gǎigéfǎ) para acabar con la propiedad privada de las tierras, abolir el sistema de producción feudal, garantizar el derecho a la propiedad campesina y unificar los criterios para su distribución. Así asignó 47 millones de hectáreas a más de 300 millones de campesino de todo el país, pero como la tierra disponible por familia era muy pequeña (0.5 hectareas aproximadamente) el gobierno promovió en primera media los grupos de ayuda mutua y luego las cooperativas agrícolas, para cultivar a una escala mayor y colectizar algunas tareas de la producción.

Durante los primeros nueve años de la República Popular, la producción agrícola creció a un promedio anual de 7%, pasando de 113.2 a 200 millones de toneladas, permitiendo un incremento del consumo per cápita de granos de 209 a 303 kilogramos. Aún así, subsistían problemas de baja productividad, falta tecnología y escasez de financiamiento. La industria nacional había sido devastada por décadas de guerra y la capacidad de producción de herramientas se reducía a pequeños talleres que producían hoces, azadas y palas. Prácticamente la totalidad del trabajo agrícola era manual.

En el Primer Planquinquenal (1953-1957), el PCCh incluye dentro de los 156 principales proyectos de construcción del país, el proyecto de la fabricación del primer tractor nacional. Su construcción comenzó en 1955 y finalizó en 1959, y se basó en la adopción de tecnología soviética. En el mismo período se fundó el -hoy renombrado- grupo YTO y Academia China para las Ciencias de la Mecanización Agrícola.

China no dejaba de ser un país pobre y atrasado económicamente, con enormes desequilibrios regionales, una gigantesca población en vertiginoso aumento, y una producción agrícola que aún no alcanzaba a satisfacer las demandas de la población y la industria. En 1958, el gobierno promueve la creación de las comunas populares rurales (人民公社 rénmín gōngshè) que colectivizaron por completo la producción agrícola, y sustituyeron a las Cooperativas agrícolas en la tarea de planificar y mantener la unidad de trabajo.

Entre los años 1959-1966 la producción agrícola cayó drásticamente hasta alcanzar 143 millones de toneladas en 1960, y cuya recuperación tardó seis años para alcanzar el nivel de 1958. El gobierno promovía el desarrollo tecnológico como la vía de superación a la dura situación. En 1963, en la Conferencia de Trabajo Científico y Tecnológico celebrada en Shanghái, Zhou Enlai planteó los objetivos de las “Cuatro Modernizaciones” (四个现代化, sì gè xiàndàihuà), que incluía al sector agrícola, y pidió a los profesionales de las ciencias que contribuyeran en su materialización.

Acudiendo a ese llamado y sensibilizado por el hostil contexto alimentario de su país, el científico Yuan Longping había comenzado a trabajar en el mejoramiento de la productividad del arroz. En 1973 logra cultivar el primer arroz híbrido del mundo, variedad que producía entre 20 y 30% más que el arroz convencional. Para 1976 el cultivo del mismo ya era masivo. Este acontecimiento fue trascendental para la agricultura no solo china, sino mundial.

¿En qué se basó la reciente modernización de la agricultura para lograr la seguridad alimentaria?

Hasta el final de la década del setenta, las políticas que incidieron en la seguridad alimentaria se limitaron a modificaciones en el ámbito organizativo, el sistema de precios relativos y la liberalización parcial del mercado de productos.

Luego del inicio del período de Reforma y Apertura se adoptaron medidas más significativas en torno a la modernización y particularmente en el sector agrícola la gestión a través de Comunas Populares fué reemplazada por el Sistema de Responsabilidad Familiar (家庭联产承包责任制 jiātíng liánchǎn chéngbāo zérènzhì). Las tierras colectivas fueron reasignadas a hogares rurales individuales y se les dió una relativa autonomía sobre las decisiones de uso y selección de cultivos. En un primer período (1982-1984), las familias fueron habilitadas a poseer, utilizar, beneficiarse y disponer (excepto para la venta) de las tierras por períodos de hasta 15 años, y luego, a partir de 1994, por hasta 30 años. El objetivo era dar garantía de retorno a las inversiones a largo plazo que hicieran las familias para mejorar la tierra y la producción.

Durante este periodo se hicieron grandes esfuerzos para atraer tecnología e inversiones extranjeras, así como el programa de incentivos para aumentar la producción agrícola. Las reformas en el campo durante la primera mitad de los años ochenta tuvieron efectos positivos en la producción agrícola, pero pronto surgieron problemas de funcionalidad, ya que la política de precios elevados para los productos agrícolas y las subvenciones al consumo generaron un déficit en el presupuesto gubernamental.

La apertura de China y su integración en los mercados mundiales se consideró una táctica necesaria, pero también trajo consigo numerosos retos y contradicciones. Desde su adhesión a la Organización Mundial del Comercio en 2001, China fue abriendo gradualmente su sector agrícola, y la comercialización y la internacionalización de la agricultura en el país han experimentado un gran aumento. Según la propia OMC, en 2004, China se convirtió en importador neto de productos agrícolas. Esto tuvo serias consecuencias en la producción doméstica (principalmente de soja) y generó una altísima dependencia de muy pocos países. 

Otro reto de este período tuvo que ver con los cambios de uso del suelo. El territorio demandado para la industrialización y urbanización del campo generó una fuerte competencia por el área cultivable. De las 130 millones de hectáreas relevadas en el Censo Agrícola de 1996,  la cifra cayó a 121,6 millones para fines de 2008.

¿Cuáles son los últimos avances en la agricultura china?

Las políticas agrícolas chinas de las últimas décadas han evolucionado para dar prioridad a objetivos que van más allá de la mera producción de alimentos, tales como aumentar el ingreso de los agricultores, garantizar seguridad alimentaria y mejorar el desempeño medioambiental. A partir de la aprobación en 2018 del plan estratégico denominado “Revitalización Rural” (乡村振兴 Xiāngcūn zhènxīng), China ha intensificado la modernización del sector agrario y la industrialización de las zonas rurales para crear oportunidades económicas que contribuyan a reducir la brecha entre los habitantes del campo y los de las ciudades.

Pero los esfuerzos comenzaron mucho antes, ya 2004 las políticas agrícolas destinadas a mejorar la seguridad alimentaria supusieron la eliminación de impuestos para más de 800 millones de agricultores rurales. Además, el gobierno aumentó las subvenciones directas en un 10%, por un total de 11.600 millones de yuanes, para apoyar la producción de grano de 600 millones de agricultores de 29 provincias.

Otro ejemplo de las acciones en pos de mejorar la eficiencia agrícola y la autosuficiencia alimentaria fue la aprobación en 2008 de medidas para avanzar en la reforma y el desarrollo rurales. Las medidas habilitaron a 700 millones de campesinos a vender, alquilar o hipotecar su tierra, mientras que los derechos de propiedad no se alteraron y la misma sigue siendo de propiedad colectiva. Esto creó un libre mercado para las transacciones del derecho de uso de la tierra agrícola, que permitió  a los campesinos obtener un ingreso para utilizarlo en otras actividades, y a compradores aumentar la escala de producción. Para evitar la disminución de área dedicada a la producción, la regulación también definió que la tierra no podrá ser jamás utilizada con propósito no agrícola, lo que garantiza al menos 120 millones de hectáreas dedicadas a la agricultura.

La protección y expansión de tierras de cultivo es una prioridad central del gobierno para la seguridad alimentaria, por esto además de mantener la “línea roja de tierras cultivables” de 120 millones de hectáreas, el país invierte en la construcción de tierras agrícolas de alto nivel irrigadas. En junio de este año, emitió 19.000 millones de yuanes en bonos financieros especiales para apoyar la construcción de este tipo de tierras. Desde 1949, China cuadruplicó la superficie irrigada, que para 2022 llegó a 68,6 millones de hectáreas (más de la mitad de la superficie agrícola) y fue responsable de producir las tres cuartas partes de su producción de granos y más del 90% de los cultivos comerciales.

Otra de las políticas agrícolas centrales de China es su plan estratégico para la revitalización de la industrias de las semillas. China es prácticamente autosuficiente en semillas de trigo y arroz, pero no así en soja y maíz, y esto se debe principalmente a que el rendimiento promedio de las variedades de soja y maíz de China equivale sólo al 60 o 70% del rendimiento de los campos estadounidenses. Expertos indican que la contribución de las semillas mejoradas al aumento de los rendimientos en China es sólo del 45%, dejando mucho margen de mejora respecto del nivel de más del 60% en los países desarrollados de Occidente. En vistas a reducir estas brechas, el noviembre pasado el gobierno propuso una revisión de las regulaciones que rigen los cultivos transgénicos.

Los avances en la mecanización agrícola son también responsables del incremento de la autosuficiencia China. El país pasó de construir su primer tractor en 1955 a contar con más de 8.000 empresas productoras de maquinaria y equipos agrícolas en 2022, 2200 de las cuales superan los 311.600 millones de yuanes en ingresos comerciales. La fabricación nacional ha cubierto básicamente todas las categorías y puede producir más de 4.000 tipos de máquinas agrícolas. Desde la fundación del país, la tasa de mecanización de la agricultura creció 70 veces. En 2022, la política de subvenciones para la compra y aplicación de maquinaria agrícola apoyó a los agricultores y a las organizaciones de producción y gestión agrícola en la compra de más de 3,8 millones de conjuntos de maquinaria agrícola a más de 4.000 empresas nacionales.

Los avances científicos y tecnológicos también han desempeñado un papel importante en este sentido. La infraestructura de la información en la agricultura y las zonas rurales se ha modernizado de forma gradual, pero significativa. Las modernas tecnologías de la información, como el Internet de las cosas, la teledetección por satélite y los macrodatos, se han popularizado y aplicado en las industrias de la siembra y la cría, y se han logrado resultados significativos en la rotación de cultivos y la supervisión del barbecho, el diagnóstico a distancia de enfermedades animales y vegetales, el funcionamiento preciso de la maquinaria agrícola, el control de vuelo de drones y la alimentación precisa, etc.

Por último, la guerra en Ucrania y la intensificación de las tensiones con Estados Unidos, reforzaron significativamente la prioridad del gobierno en el autoabastecimiento de cereales. Aunque es completamente autosuficiente en la soja para consumo humano, el país importa más del 80% de la soja que utiliza para raciones animales y aceite, siendo Brasil la mayor fuente de importaciones con casi el 60% en 2022, mientras que EE.UU. ocupa el segundo lugar con el 32,4%. En cuanto a maíz, China importó 20,6 millones de toneladas el año pasado, lo que equivale al 7,4% de la producción nacional, y según datos de aduanas, el 72% del suministros provino de Estados Unidos. En 2021, las importaciones de este cereal alcanzaron un récord de 28,35 millones de toneladas, cuando el 70% provino de EE. UU. y 29% de Ucrania.

Los esfuerzos para revertir esta situación son numerosos: aumentar 666.000 hectáreas la superficie dedicada a soja y oleaginosas este año; reducir del 14,5 al 13% la participación de harina de soja las raciones animal por debajo para 2025; otorgar subsidios para la producción de estos granos y diversificar los países proveedores, priorizando países de BRICS. A mediano plazo, según un informe del Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales, el país planea que la tasa de autosuficiencia de maíz alcance el 96,6 % para 2032, lo que reduciría sus importaciones anuales a 6,85 millones de toneladas. En cuanto a soja, según anuncios de abril, el país busca aumentar 75 kg/ha la producción nacional este año y utilizará la productividad de esta oleaginosa como criterio para juzgar la actuación de los funcionarios.

¿Cómo ha afrontado China el problema del hambre y la nutrición?

Desde la fundación de la República Popular China, la productividad integral de los alimentos ha experimentado un crecimiento vertiginoso, dando el salto histórico de la escasez crónica al equilibrio básico entre la oferta y la demanda. La producción nacional total de cereales se sextuplicó de 113,2 millones en 1949 a la cifra récord de 686 millones de toneladas en 2022. La posesión de alimentos per cápita es de 483 kilogramos, superior a la línea de seguridad alimentaria reconocida internacionalmente de 400 kilogramos.

Entre 2000 y 2017, China redujo significativamente la subalimentación, con una disminución de la población afectada del 16,2 al 8,6%. Este progreso se vio facilitado por un aumento sustancial de la renta per cápita anual, que pasó de 330 a 9.460 dólares en el mismo periodo de tiempo. En particular, China fue responsable de dos tercios de la disminución global de personas subalimentadas entre las naciones asiáticas de 2010 a 2017.

Esto ha sido posible en gran parte gracias a la iniciativa china de mitigación selectiva de la pobreza, que logró sacar de la pobreza extrema a casi 100 millones de personas para 2020, adoptando un enfoque integrado y multidimensional de la seguridad alimentaria. La actual estrategia de revitalización rural de China es una continuación de los esfuerzos por mejorar las zonas rurales y la vida rural, y garantizar el suministro de productos agrícolas, cereales en particular.  

El desarrollo económico que China ha vivido en las últimas décadas ha generado para bien y para mal, cambios en la dieta del pueblo. En zonas rurales, estudios demuestran que los niños experimentaron un crecimiento notable gracias al acceso a alimentos más nutritivos y sanos. Particularmente, los niños de 13 años crecieron en promedio 7,5 cm y aumentaron 6,6 kg respecto al promedio de una década atrás. Además, entre los 200 países y territorios examinados, China registró el mayor aumento de la estatura masculina a nivel mundial entre 1985 y 2019. Mientras tanto, en zonas más desarrolladas, la dieta promedio tuvo cambios marcados: aumentaron los consumos de grasa, se triplicaron los consumos de carne entre 1990 y 2021, y el consumo de sal de 11 gramos por día se encuentra entre los valores más altos del mundo. Como consecuencia, entre 1990 y 2015, las enfermedades cardíacas casi se duplicaron y la obesidad infantil alcanzó el 8,3% uno de los valores entre los más altos del mundo.

Conclusión

El hecho de tener que alimentar a una quinta parte de la población mundial le confiere a China una posición muy importante en el mercado mundial de alimentos. Los abruptos cambios que el país vive desde su creación impactan en la forma de producir, distribuir y acceder a los alimentos. Si bien China es el mayor productor de casi todos los alimentos frescos y granos básicos del mundo, sigue habiendo retos en torno a la producción y el consumo.

En cuanto a la producción, el país busca aumentar principalmente la autosuficiencia de soja y maíz, granos que son materias primas para piensos y que sufrieron un desequilibrio estructural en la oferta y la demanda nacional debido al rápido y continuo aumento de la demanda de alimentos ricos en proteínas. Debido al panorama geopolítico actual, esto se encuentra dentro de las principales prioridades nacionales, tal como lo ha mencionado el presidente Xi Jinping “El pueblo chino debe sostener firmemente el cuenco de arroz con sus propias manos”.

En cuanto a consumo, China se ha centrado en la concientización nacional sobre la conservación; la defensa de estilos de vida sencillos, moderados, ecológicos y con bajas emisiones de carbono; la oposición a la extravagancia, el despilfarro y el consumo excesivo; la realización de acciones de ahorro de alimentos en profundidad, como la campaña “platos limpios”; y la creación de organizaciones, familias y comunidades más ecológicas.

Otra contribución importante a la población mundial, a sido la definición de compartir sus conocimientos y tecnología agrícolas con el mundo, especialmente entre los países del Sur Global, desde el intercambio de variedades de trigo tolerantes al calor en Sudán y el arroz híbrido de alto rendimiento de Yuan en Madagascar y Liberia hasta la creación de instituciones conjuntas de investigación clave en Kenia y los recientes compromisos de cooperación para la industrialización agrícola en la XV Cumbre de los BRICS.

La definición política de China de autoabastecerse de alimentos es un alivio para la población mundial. Si no lo hiciese, la presión que provocaría en los precios internacionales de alimentos podría desequilibrar el mercado dejando a muchos países de menores ingresos en situaciones alimentarias completamente frágiles. La promoción de una civilización modesta y la tradición de la mayoría del pueblo chino de consumir dietas bajas en productos animales, también contribuye en este sentido.

China, con su milenaria civilización agrícola, sus hambrunas históricas, la gestión de sus escasos recursos, la eliminación de la pobreza extrema y sus innovaciones técnicas agrícolas, puede contribuir en gran medida a afrontar el reto del hambre en el mundo.


Suscríbase. Dongsheng Explica se publica mensualmente en español, inglés y portugués.

Siga nuestras redes sociales:

10 años de la Iniciativa de la Franja y la Ruta: ¿trampa de la deuda o desarrollo? | 08.08.2023

Dongsheng Explica Nº5

10 años de la Iniciativa de la Franja y la Ruta: ¿trampa de la deuda o desarrollo?

A diez años de su lanzamiento en 2013, la Iniciativa de la Franja y la Ruta se ha convertido en “el proyecto de infraestructura y desarrollo más grande en la historia de la humanidad”. Una extensa red de acuerdos demuestra el alcance global y la aceptación de la iniciativa. Para 2021, China había forjado Memorandos de Entendimiento (MOU) con 140 países y 32 organizaciones internacionales. En particular, 46 de estos MOU fueron con naciones africanas, 37 en Asia, 27 en Europa, 11 en América del Norte, 11 en el Pacífico y 8 en América Latina. En la actualidad, los 151 países que participan en la iniciativa abarcan alrededor del 60 % de la población mundial y sus economías combinadas representan alrededor de la mitad del PIB mundial.

Sin embargo, los principales medios de comunicación occidentales han promovido una narrativa de que la Nueva Ruta de la Seda (como también es llamado el proyecto) tiene un impacto negativo o insignificante en el Sur Global, como parte de un esquema para generar trampa de deuda en estas naciones. El senador estadounidense Marco Rubio tuiteó: “Ya sea a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, la política de trampa de la deuda u otras falsas promesas, las naciones de nuestra región deben permanecer atentas a la amenaza de hacer negocios con Beijing”. El comentario del senador fue en respuesta al reciente acuerdo de Bolivia con Rosatom (la empresa nuclear estatal rusa) y el Grupo Citic Guoan (de China) para desarrollar sus recursos de litio, en gran parte sin explotar, y que es un recurso de creciente importancia debido a su uso en baterías recargables para teléfonos móviles, computadoras portátiles, cámaras digitales y vehículos eléctricos.

A pesar de que una variedad de legisladores e investigadores desmintieron que las actividades de la Iniciativa impliquen una “trampa de deuda”, e incluso investigadores del Banco Mundial la describieron como “en gran medida beneficiosa”, los grupos occidentales y aliados avivan continuamente los temores y los malentendidos sobre el proyecto y el papel que está jugando en el mundo.

En este número de Dongsheng Explica, analizamos la Iniciativa de la Franja y la Ruta, su desarrollo histórico, las implicaciones para los países involucrados y la narrativa de la trampa de la deuda.


¿Qué es la Iniciativa de la Franja y la Ruta?

Durante más de 2.000 años, Eurasia y partes de África se conectaron con China a través de la antigua Ruta de la Seda (丝绸之路 sīchóu zhī lù), una red de rutas comerciales que transportaba mercancías como té, seda, pólvora y papel a través de estas regiones.

En los últimos años, las aspiraciones históricas de los pueblos de contar con rutas comerciales han encontrado un nuevo impulso. La Iniciativa de la Franja y la Ruta, un vasto proyecto de infraestructura y desarrollo económico propuesto por el gobierno chino, es un caso de ello. Dos proyectos de desarrollo y conectividad impulsados por infraestructura, lanzados a principios de la década de 2000, formaron la base del pensamiento incluso antes de que la Iniciativa fuera lanzada oficialmente. Uno fue el Programa de Desarrollo Occidental para promover el crecimiento económico y abordar la desigualdad en el oeste de China, y el otro fue la política de “China Goes Global” (“China se globaliza”), en la que las empresas estatales buscaron obtener financiamiento extranjero y expandir su comercio y actividades a nivel global. Tras décadas de desarrollo industrial y reforma económica, China no tenía una hoja de ruta fija para la siguiente fase de desarrollo económico, sino que adoptó el enfoque de “cruzar el río sintiendo las piedras”.

En 2013, el presidente chino, Xi Jinping, lanzó oficialmente la Iniciativa de la Franja y la Ruta, con el objetivo de mejorar la conectividad y promover la cooperación económica entre China y los países de Asia, Europa, África, América Latina y el Caribe. En 2017, luego del 19º Congreso Nacional del Partido Comunista de China, que destacó la importancia de la inversión extranjera, la innovación y la cooperación, se elevó la Iniciativa a proyecto insignia. Ese mismo año, su importancia se consolidó con su inclusión en la enmienda de la Constitución del Partido Comunista de China, en la sección que cubre sus objetivos en torno al internacionalismo. El texto decía que el mega proyecto tiene el objetivo de construir una comunidad de “interés compartido” y lograr un “crecimiento compartido” a través de “discusión y colaboración”.

La iniciativa lleva el nombre de “Franja”, que se refiere a la Franja Económica de la Ruta de la Seda, y la “Ruta”, que se refiere a la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI, cada uno apuntando a sus componentes terrestres y marítimos. Con el objetivo de superar los obstáculos al desarrollo y aumentar la productividad de las sociedades en muchas regiones del mundo, busca revitalizar y expandir el concepto de la Ruta de la Seda a través de la construcción de infraestructura y capacidades de fabricación industrial. Sólo en África, entre los años 2000 y 2020, China construyó más de 100.000 kilómetros de carreteras y vías férreas, alrededor de 1.000 puentes, casi 100 puertos y más de 80 instalaciones eléctricas a gran escala, así como 130 instalaciones médicas, 45 instalaciones deportivas y más de 170 escuelas.

También incluye la promoción del comercio y la inversión entre los países participantes y el desarrollo de corredores económicos en contraste con la construcción de zonas y uniones económicas convencionales, como el Corredor Económico China-Pakistán (valuado en US$ 62.000 millones), que conecta el puerto de Gwadar en Pakistán con la región noroeste china, en Xinjiang. La importancia de los corredores económicos radica en cómo, como dice el Banco Asiático de Desarrollo, “proporcionan conexiones importantes entre nodos o centros económicos que generalmente se centran en paisajes urbanos” y los “efectos de red que inducen”. En principio, todo esto fortalece la conectividad regional y la integración no sólo entre los espacios urbanos y rurales, sino entre regiones históricamente “centrales” y “periféricas”.

Para el Sur Global, que permanece subdesarrollado debido a los sistemas financieros globales coloniales y neocoloniales, el objetivo principal de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de aliviar la pobreza, especialmente dada la reciente erradicación de la pobreza extrema en China, enfrenta necesidades apremiantes. La Nueva Ruta de la Seda ha propuesto lograr esto a través de los múltiples frentes de conectividad mejorada, oportunidades comerciales y de inversión, integración económica regional, desarrollo de infraestructura, transferencia de tecnología e intercambio de conocimientos, intercambio cultural y conectividad entre las personas.

¿Qué significa la Iniciativa para China?

La Iniciativa de la Franja y la Ruta es un importante proyecto de política exterior de China. Se alinea con los principios del Socialismo con Características Chinas, en las siguientes cuatro maneras:

  1. En primer lugar, es una manifestación de la planificación a largo plazo y la visión estratégica de China, y el objetivo más amplio de promover la estabilidad social, el desarrollo económico y la cooperación con otros países.
  2. En segundo lugar, está impulsada por el gobierno chino, lo que refleja su papel activo en el desarrollo coordinado por el Estado y su énfasis en las inversiones estratégicas en infraestructura.
  3. En tercer lugar, incorpora elementos de enfoques económicos planificados y enfoques impulsados por el mercado. Si bien el gobierno chino brinda financiamiento y apoyo para muchos proyectos, las empresas privadas chinas también participan en las iniciativas de la Nueva Ruta de la Seda, lo que contribuye al desarrollo de una red global de cooperación económica y comercio. Un impulsor detrás de esto fue que, después de una década en la Organización Mundial del Comercio, China acumuló un enorme superávit comercial y, después de la crisis financiera de 2008 (cuando China compró cientos de miles de millones de bonos estadounidenses), Beijing tenía una enorme cantidad de dólares que podían ser invertidos en el extranjero. Esto proporcionó a las empresas chinas, especialmente a las SOE, financiadas por el Banco de Desarrollo de China, China Eximbank, entre otras, una fuente importante de reservas extranjeras disponibles para invertir, lo que les permitió expandir el comercio a nivel mundial.
  4. Por último, refleja el énfasis de China en la cooperación global y su aspiración de aumentar sus contribuciones a la diplomacia internacional, en línea con los principios del Socialismo con Características Chinas. Esto se evidencia por la inversión en infraestructura administrativa gubernamental, como la construcción o la renovación de parlamentos en al menos 15 países africanos, incluidos la República del Congo, Liberia, Mozambique, las Seychelles y Guinea Bissau. Las implicaciones diplomáticas también se evidencian en algunos de los enfoques de seguridad impulsados por la infraestructura de China, con la construcción de infraestructura pública en regiones que sufren de inestabilidad interna y conflictos. Es el caso del proyecto transfronterizo de agua Ethio-Djibouti, financiado por China y valuado en US$ 329 millones, diseñado para llevar agua dulce a más de 700.000 personas en Djibouti.

¿La Iniciativa de la Franja y la Ruta es una estrategia efectiva hacia el desarrollo?

El mundo está muy por detrás de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, ya que pocos Estados han podido cumplir con sus obligaciones financieras, y las llamadas “Naciones Desarrolladas” se niegan a contribuir con algo sustantivo; los países más pobres requerirían, al menos, una inversión adicional de US$ 4 billones por año para hacerlo.

Las opciones proporcionadas por Occidente a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se han agotado. Nuevas propuestas, la mayoría de las cuales parecen enmarcar sus proyectos desde la competencia con China y no desde la colaboración, como la Build Back Better World (“Reconstruir un mundo mejor”) de EE. UU., recientemente rediseñada como Asociación para la Infraestructura Global y la Inversión, y Global Gateway (“Puerta Global”) de Europa no han mostrado resultados sustanciales; esta última incluso ha sido descrita como un “fracaso” por los analistas de política exterior occidentales.

Aunque existe un punto de vista donde evaluar un proyecto de esta escala después de una década establece ciertas limitaciones para calcular su impacto cualitativamente, la Iniciativa de la Franja y la Ruta ha impactado claramente en el desarrollo global, tanto material como conceptualmente. Esto es particularmente importante para el Sur Global, donde siglos de políticas coloniales y neocoloniales de subdesarrollo han dejado a los países con caminos peligrosos sin asfaltar, poca o ninguna infraestructura pública y pocas fuentes de suministro y generación de energía. Lo que Walter Rodney, el pensador político guyanés, describió como “un producto de la explotación capitalista, imperialista y colonial” donde los países del Sur Global fueron tomados directa o indirectamente por las potencias capitalistas occidentales. “Cuando eso sucedió”, explicó, “aumentó la explotación y sobrevino la exportación de excedentes, privando a las sociedades del beneficio de sus recursos naturales y de su mano de obra”.

La estrategia de la Nueva Ruta de la Seda ha mostrado un éxito significativo, respaldado por datos convincentes. Aunque la inversión disminuyó durante los años de la pandemia, desde que comenzó en 2013 sus proyectos totalizan US$ 962.000 millones, con más de la mitad (US$ 573.000 millones) destinados a contratos de construcción y el resto (US$ 389.000 millones) en inversiones no financieras. El impacto de la Iniciativa en la inversión directa saliente (IDS) de China ha visto un aumento dramático: casi se duplicó entre 2012 y 2020 a US$ 154.000 millones, asegurando la posición de China como el principal inversionista extranjero del mundo. Para septiembre de 2021, el valor total del comercio de China con los países socios del proyecto aumentó a US$ 10,4 billones. Hoy en día, se estima que hay más de 1.700 proyectos completos o en desarrollo.

Al igual que las tendencias de desarrollo global, hay áreas que se pueden mejorar. Por ejemplo, aunque los proyectos relacionados con energías renovables (solar, eólica, hidroeléctrica) aumentaron un 50% en 2022, los combustibles fósiles constituyen el 63% de la participación china en proyectos energéticos de la Iniciativa.

¿La Nueva Ruta de la Seda endeuda al Sur Global?

La narrativa de la “trampa de la deuda” ha sido ampliamente promocionada por los medios y políticos occidentales como el principal impacto de la Nueva Ruta de la Seda en el mundo. Este relato oscurece ciertos hechos. El primero es que muchos países integrantes llegaron acorralados por deuda emitida por Occidente, contraída no sólo por décadas de préstamos casi exclusivamente de prestamistas occidentales, sino también de deuda contraída a partir de varios mecanismos de expropiación y extracción colonial. La riqueza de las instituciones financieras internacionales y los países occidentales proviene de siglos dedicados a la explotación económica de los países y las personas, a través del colonialismo, primero, y a través de la creación de mecanismos financieros (particularmente durante los Programas de Ajuste Estructural de la década de 1980), después. Así, en lugar de resolver las relaciones económicas desiguales, estos mecanismos las han mantenido y profundizado. Si entendemos el concepto de trampa de la deuda como la situación donde un país acumula niveles insostenibles de deuda, a menudo debido al préstamo de grandes sumas de dinero de otro país o de instituciones financieras internacionales, entonces el concepto se ajusta más precisamente a Occidente.

Si bien China es el mayor acreedor bilateral del continente africano, la mayor parte de la deuda pública total de África está en manos de acreedores privados occidentales. De la deuda pública total del África subsahariana, que asciende a US$ 945.000 millones, las entidades chinas poseen sólo el 8%, equivalente a US$ 78.000. La mitad de la deuda pública de África se emite internamente, mientras que la otra mitad se debe a actores externos, por un total de US$ 427.000 millones. Entre estos actores externos, China representa el 18% de la deuda. El tercio restante de la deuda se divide entre socios oficiales bilaterales, instituciones financieras internacionales y eurobonos, cada uno de los cuales contribuye en partes iguales.

El enfoque y los objetivos de la financiación china tienen una calidad diferente. A diferencia de la ayuda del FMI, la inversión comercial occidental y la asistencia para el desarrollo en el extranjero, la financiación china no viene con condiciones restrictivas. Los prestamistas occidentales han propuesto y continúan proponiendo condiciones rígidas y de austeridad, como la privatización de la economía, la mercantilización de los recursos públicos y la desregulación del capital privado internacional, que socavan el desarrollo soberano de los países.

Por último, la evidencia de términos más favorables proviene de los diversos acuerdos firmados por China, pero más que eso, proviene de la teoría del capital paciente de China que fue adoptada previamente dentro de sus límites. China ha emergido gradualmente como un importante inversionista fuera de su territorio, con el Banco de Exportación e Importación de China y el Banco de Desarrollo de China como participantes principales. Los préstamos que brindan estas agencias estatales son inversiones a largo plazo y no tienen plazos de pago cortos. Estos préstamos se otorgan para liberar los cuellos de botella de la infraestructura y, al hacerlo, apoyar el desarrollo social. Los países prestatarios tienen flexibilidad (desde la reestructuración de préstamos hasta la cancelación de préstamos sin intereses), ya que se prevé que los beneficios lleguen a largo plazo. Por ejemplo, antes de la inversión, se sabía que el 30% de la inversión en Asia Central y el 80% de la inversión en Pakistán no se recuperarían.

En 2021, China se comprometió a redistribuir US$ 10.000 millones, o el 23% de sus derechos especiales de giro (DEG) del FMI, a países africanos (en comparación con aproximadamente el 20% de la redistribución de DEG a mercados emergentes comprometida por otros países del G20, como Francia, Italia, Estados Unidos y el Reino Unido). La diferencia de prioridades es clara: China es sólo un país, mientras que el G20 incluye las 20 economías más grandes (menos China) del mundo.

¿Qué sigue para la Iniciativa de la Franja y la Ruta?

Según se informa, el Tercer Foro de la Franja y la Ruta en 2023 se llevará a cabo en septiembre de este año. El foro anterior, celebrado en 2019, contó con la participación de 200 países y concluyó con la firma de acuerdos por más de US$ 64.000 millones. Aunque las predicciones de lo que sucederá este año varían debido al estancamiento de las finanzas y la inversión observado durante la pandemia de COVID-19 (US$ 67.800 millones en 2022, en comparación con US$ 68.700 millones en 2021), algunos investigadores de políticas creen que esto podría hacer que el proyecto se recupere y revitalice, particularmente debido a una “fuerte asociación geoestratégica chino-rusa” que ha surgido dentro de los cambios recientes en el panorama geopolítico global. Con las naciones haciendo cola para unirse a los BRICS, los nuevos vehículos regionales cobrando impulso, la propuesta de iniciativas complementarias como la Iniciativa de Desarrollo Global (2021), y las naciones del Sur Global que se han involucrado significativamente en las relaciones diplomáticas y económicas chinas, la Nueva Ruta de la Seda forma parte de un conjunto diferente de aspiraciones geopolíticas y sociopolíticas que ya están alterando el orden internacional en favor de un sistema mundial liderado por el Sur Global.

Diez años después de su lanzamiento, representa una plataforma alternativa (fuera del Occidente liderado por EE. UU.), que no solo ha ayudado a países individuales a desarrollarse, sino que ha catalizado formaciones regionales y multilaterales más fuertes, más independientes de las líneas trazadas por los colonialistas o la supervisión de Occidente bajo modelos inadecuados. Al crear alternativas para las finanzas, la influencia política y las perspectivas de integración regional que tanto se necesitan, proyectos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta sirven para mitigar algunos de los efectos nocivos de la economía neoliberal; al hacerlo, “aflojan los tornillos” del sistema financiero global en el que Occidente ha atrapado a gran parte del mundo, al tiempo que abre más espacio para que el Sur Global contemple y construya caminos alternativos para el desarrollo.


Suscríbase. Dongsheng Explica se publica mensualmente en español, inglés y portugués.

Siga nuestras redes sociales:

¿Por qué no hay barrios marginales en China? | 10.07.2023

Dongsheng Explica N°4

¿Por qué no hay barrios marginales en China?

Con más de 20 millones de habitantes cada una, Shanghái y Beijing se encuentran entre las “hiperciudades” del Sur Global, incluidas Delhi, São Paulo, Dhaka, El Cairo y Ciudad de México, superando con creces las “megaciudades” del Norte Global como Londres, París, o Nueva York1. Sin embargo, al caminar por las calles de las ciudades de China, se puede notar rápidamente una marcada diferencia: la ausencia de grandes barrios marginales o la falta de vivienda generalizada que es tan común en la mayor parte del resto del mundo.

Los barrios marginales no eran extraños en las ciudades chinas hace algunas décadas, desde los precarios distritos de clase trabajadora de Shanghái en la década de 1930 hasta los barrios marginales de Hong Kong ocupado por los británicos en la década de 1950 en adelante. ¿Cómo se las arregló China para desarrollarse de manera que disminuyera la precariedad masiva de viviendas? ¿Cuáles son las razones estructurales detrás de esto?

Esta edición de Dongsheng Explica cómo el gobierno chino trata con la falta de vivienda, cómo se relaciona este problema con la construcción socialista y cómo China enfrenta los desafíos que plantea el rápido desarrollo económico, la urbanización y la migración de las últimas décadas.


¿Por qué la urbanización masiva no creó grandes barrios marginales en China?

Cuando comenzó la reforma y apertura a finales de la década de 1970, el 83% de la población de China vivía en el campo. Para 2021, la proporción de la población rural se había reducido al 36 por ciento. Durante este período de urbanización masiva, más de 600 millones de personas migraron de las zonas rurales a las ciudades.

Hoy en día, hay 296 millones de “trabajadores migrantes” internos (农民工, nóngmín gōng), que comprenden más del 70% de la fuerza laboral total del país2. Los trabajadores migrantes se convirtieron en el motor económico del rápido crecimiento de China, que creó la clase media más grande del mundo, conformada por 400 millones de personas.

Esta migración histórica vino con muchos desafíos, incluido el surgimiento de “aldeas urbanas” que tenían malas condiciones de vida e infraestructura inadecuada. Aunque se proporcionaron servicios básicos (tales como agua corriente, electricidad, gas y comunicaciones), saneamiento, servicios públicos, la seguridad contra incendios y otras comodidades similares se parecían a las de las aldeas rurales. Debido a los alquileres más bajos y la falta de otras viviendas asequibles, las aldeas urbanas están habitadas en gran parte por trabajadores migrantes.

Con la aceleración de la urbanización en la década de 2000, el gobierno chino comenzó a promover la transformación a gran escala de las áreas antiguas de las ciudades, centrándose en la renovación de barrios históricamente deteriorados y la eliminación de viviendas peligrosas. Entre 2008 y 2012, se reconstruyeron 12,6 millones de hogares en aldeas urbanas en todo el país3. Al mismo tiempo, se hicieron esfuerzos para construir viviendas públicas de alquiler o de bajo costo. Por ejemplo, hoy en Shanghái, las familias de tres o más personas con un ingreso mensual de menos de 4.200 yuanes por persona pueden solicitar una vivienda de alquiler bajo, con un alquiler mensual de unos pocos cientos de yuanes (o el 5% del ingreso familiar mensual). En 2022, el gobierno central anunció la construcción de 6,5 millones de unidades de vivienda de alquiler de bajo costo en 40 ciudades, lo que representa el 26 por ciento de la oferta total de vivienda nueva en el XIV Plan Quinquenal (2021-2025)4.

De hecho, la explosión de la migración del campo a la ciudad en las últimas décadas no es un fenómeno exclusivo de China. Si bien comprenden que existen diferentes definiciones de “barrios marginales” utilizadas por países y organizaciones internacionales, todos apuntan a la misma tendencia: desde la década de 1970, el crecimiento de los barrios marginales superó las tasas de urbanización en todo el Sur Global. Sin embargo, los esfuerzos de China para mejorar las viviendas precarias existentes o construir nuevas viviendas asequibles no explican por qué China no desarrolló barrios marginales como en tantos otros países. La urbanización en China, por lo tanto, debe entenderse dentro del contexto de la construcción socialista.

¿Qué es el sistema “hukou” y qué tiene que ver con el socialismo?

Una característica única del proceso de urbanización de China es que, aunque las políticas alentaron la migración a las ciudades para trabajos industriales y de servicios, los residentes rurales nunca perdieron el acceso a la tierra en el campo. En la década de 1950, el Partido Comunista de China (PCCh) lideró un proceso de reforma agraria a nivel nacional, aboliendo la propiedad privada de la tierra y transformándola en propiedad colectiva. Durante el período de reforma económica, a partir de 1978, se creó un “Sistema de responsabilidad familiar” (家庭联产承包责任制 jiātingg lián chǎn chéngbāo zérèn zhì), que reasignó tierras agrícolas rurales a manos de hogares individuales. Aunque la producción agrícola se vio profundamente afectada, la propiedad colectiva de la tierra se mantuvo y la tierra nunca se privatizó.

Hoy, China tiene una de las tasas de propiedad de vivienda más altas del mundo, superando el 90%, y esto incluye a los millones de trabajadores migrantes que alquilan casas en otras ciudades. Esto significa que cuando se encuentran con problemas económicos, como el desempleo, los trabajadores migrantes urbanos pueden regresar a sus lugares de origen, donde son dueños de una casa, pueden dedicarse a la producción agrícola y buscar trabajo localmente. Este amortiguador estructural juega un papel fundamental en la absorción de los impactos de las principales crisis económicas y sociales. Por ejemplo, durante la crisis financiera mundial de 2008, la economía china orientada a la exportación, especialmente de productos manufacturados, se vio gravemente afectada, lo que provocó que unos 30 millones de trabajadores migrantes perdieran sus empleos. De manera similar, durante la pandemia de COVID-19, cuando los trabajos de servicios y manufactura se vieron gravemente afectados, muchos trabajadores migrantes regresaron a sus hogares y tierras en el campo.

Más allá de la reforma agraria, se creó un sistema para gestionar la migración masiva de personas del campo a las ciudades, para garantizar que el movimiento de personas se alineara con las necesidades de planificación nacional de un país tan poblado. Aunque China ha tenido algún tipo de restricción migratoria durante más de 2000 años, a fines de la década de 1950, el país estableció un nuevo “sistema de registro de hogares” (户口 o hùkǒu) para regular la migración del campo a la ciudad. Todo chino tiene asignado un estatus de hukou urbano o rural que le otorga acceso a los beneficios del bienestar social (vivienda pública subsidiada, educación, atención médica, pensión y seguro de desempleo, etc.) en su ciudad natal, pero que están restringidos en las ciudades donde viven. mudarse a por trabajo. Si bien la reforma del sistema hukou está en curso, la falta de un estatus de hukou urbano obliga a muchos padres migrantes a pasar largos períodos lejos de sus familias y deben dejar a sus hijos al cuidado de sus abuelos en sus lugares de origen, conocidos como “niños abandonados”. (留守儿童 liúshǒu értóng). Aunque el número ha ido disminuyendo a lo largo de los años, todavía hay unos siete millones de niños en esta situación. Hoy, el 65,22% de la población de China vive en ciudades, pero solo el 45,4% tiene hukou urbano. Aunque este sistema impidió la creación de grandes barrios marginales urbanos, también reforzó las graves desigualdades de bienestar social entre las zonas urbanas y rurales, y entre los residentes de una ciudad en función de su condición de hukou.

¿Cómo trata el gobierno chino la falta de vivienda?

A principios de la década de 2000, las cuestiones del estatus residencial, los derechos de los trabajadores migrantes y el tratamiento de las personas sin hogar urbanas se convirtieron en un asunto nacional. En 2003, el Consejo de Estado – máximo órgano ejecutivo del poder estatal – emitió las “Medidas para el Rescate y Manejo de Personas Ambulantes y Sin Hogar en Zonas Urbanas”5. La nueva regulación creó estaciones de socorro urbanas que proporcionan comida y refugio temporal, abolió el sistema de detención obligatoria de personas sin estatus de hukou o vivienda, y asignó a las autoridades locales la responsabilidad de encontrar vivienda para las personas sin hogar en sus lugares de origen.

Bajo estas medidas, ciudades como Shanghái han establecido estaciones de socorro para personas sin hogar. Cuando la seguridad pública (la policía local) y los funcionarios de gestión urbana se encuentran con personas sin hogar, deben ayudarlos a acceder a las estaciones de socorro cercanas. Todos los costos están cubiertos por el presupuesto fiscal de la ciudad. Por ejemplo, la estación de gestión de socorro en el distrito de Putuo (con el cuarto PIB per cápita más bajo de los 16 distritos de Shanghái y una población residente de 1,24 millones), brindó refugio y socorro a un promedio de 24,3 personas sin hogar al mes desde junio de 2022 hasta abril de 2023, que podría incluir casos repetidos6.

Las estaciones de socorro brindan alimentos y alojamiento básico a las personas sin hogar, ayudan a los que están gravemente enfermos a acceder a la atención médica, los ayudan a regresar a los lugares de registro de su hogar poniéndose en contacto con sus familiares o el gobierno local, y organizan el transporte gratuito a casa cuando sea necesario.

Al regresar a casa, el gobierno local del condado es responsable de ayudar a las personas sin hogar, lo que incluye ponerse en contacto con familiares para recibir atención y encontrar empleo local. Para un número muy pequeño de personas de edad avanzada, con discapacidades o que no tienen parientes ni capacidad para trabajar, el gobierno popular del municipio local o la oficina de la calle administrada por el Partido les brindará apoyo nacional de acuerdo con el ” forma de proveer a las personas extremadamente pobres”, que está estipulado en las “Medidas provisionales para la asistencia social” de 2014. El contenido del apoyo incluye brindar condiciones básicas de vida, atención a personas empobrecidas que no pueden valerse por sí mismas, tratamiento de enfermedades, manejo de asuntos funerarios, etc.

Esta serie de medidas de gestión de socorro aseguran que el personal administrativo encargado de hacer cumplir la ley en la ciudad no se limite a expulsar a las personas sin hogar de la ciudad, sino que debe garantizar que reciban la asistencia adecuada, en términos de vivienda, trabajo y sistemas de apoyo.

¿Cuáles son los desafíos actuales de la urbanización, la migración y la desigualdad?

Si bien la creación de centros de socorro es un avance importante, está claro que los albergues no son una solución estructural y por sí solos no pueden satisfacer las necesidades de una metrópolis como Shanghái de 25 millones de habitantes, y mucho menos los 921 millones de residentes urbanos del país. El gobierno ha estado implementando muchas reformas estructurales para abordar la desigualdad y hacer que las ciudades y el campo sean más habitables.

En su informe al 20° Congreso Nacional del PCCh, el presidente Xi Jinping dijo: “Hemos identificado la principal contradicción que enfrenta la sociedad china entre el desarrollo desequilibrado e inadecuado y las necesidades cada vez mayores de la gente de una vida mejor, y hemos hecho queda claro que cerrar esta brecha debe ser el foco de todas nuestras iniciativas”7. El desarrollo desequilibrado e inadecuado señala la brecha entre el campo y las ciudades, entre regiones subdesarrolladas e industrializadas, y entre ricos y pobres.

En una escala más amplia, las campañas contra la pobreza, destacadas por la erradicación de la pobreza extrema en 2020, y la estrategia de revitalización rural han ayudado a aliviar la presión de los trabajadores migrantes que se trasladan a las ciudades. El gobierno ha invertido fondos y recursos sustanciales, utilizando formas diversificadas para aliviar la pobreza más allá de los esquemas de transferencia de ingresos, incluido el desarrollo de la industria rural, la educación, la atención médica y la infraestructura. Estas medidas mejoraron fundamentalmente el entorno de vida y empleo en las zonas rurales y crearon más oportunidades para que las personas tuvieran la opción de quedarse y trabajar en el campo. Por ejemplo, cada año, más migrantes regresan de las ciudades a sus lugares de origen, lo que aumentó de 2,4 millones (2015) a 8,5 millones de personas (2019).

Durante la última década, China ha implementado reformas para equilibrar la flexibilización de los requisitos de residencia del hukou y mejorar el bienestar social de los trabajadores migrantes, al tiempo que garantiza que la urbanización y la distribución de la población respondan a las necesidades del país. Desde 2010, las principales ciudades han relajado gradualmente las restricciones de registro de hogares para la admisión a la escuela, lo que permite que los hijos de los trabajadores migrantes asistan a las escuelas públicas como niños con hukou local.

Además, según el Plan de Urbanización de 2019, las ciudades con una población inferior a tres millones de personas deben eliminar todas las restricciones de hukou, mientras que las ciudades más grandes (menos de cinco millones) pueden comenzar a relajar las restricciones. El XIV Plan Quinquenal (2021-2025) y la estrategia económica del país hasta 2035 se enfocan en redistribuir el ingreso a través de la reforma tributaria, reducir la brecha entre ricos y pobres y eliminar las barreras que impiden que millones de trabajadores migrantes disfruten de todos los beneficios de la vida urbana. En 2021, el gobierno invirtió US$ 5.300 millones para relajar las reglas de residencia del hukou y también para aumentar el poder adquisitivo de los migrantes urbanos como parte de la política de “doble circulación” del país9.

Estos esfuerzos para hacer frente a las “tres montañas” del alto costo de la vivienda, la educación y la atención médica que enfrentan todos los chinos, incluidos los migrantes, están en el centro de la visión del gobierno y las reformas políticas hacia la “prosperidad común” para todos sus ciudadanos y la construcción de una sociedad socialista moderna.


  1. Un área metropolitana que tiene una población entre 20 y 40 millones se llama “hiperciudad” y entre 10 y 20 millones es una “megaciudad”.
  2. Los trabajadores migrantes son trabajadores cuyo registro de hogar aún se encuentra en áreas rurales y que se dedican a industrias no agrícolas o dejan sus lugares de origen para trabajar en otra parte del país durante al menos seis meses al año.
  3.  Oficina General del Consejo de Estado, ‘Opiniones del Consejo de Estado sobre la aceleración de la reconstrucción de los barrios marginales‘, 12 de julio de 2013.
  4. Oficina de Información del Consejo de Estado de China, ’40 ciudades van a agregar 6,5 millones de unidades de viviendas de alquiler subsidiadas por el gobierno’, 11 de enero de 2022.
  5. China Executive Meeting of the State Council, ‘Measures for the Rescue and Management of Itinerant and Homeless in Urban Areas’, June 18, 2003.
  6. Shanghai Putuo District People’s Government, ‘Rescue of Itinerant and Homeless people’, June 2022 to April 2023.
  7. Lea el reporte completo
  8. Lea el estudio completo Servir al pueblo: La erradicación de la extrema pobreza en China.
  9. Andrew Korybko, ‘China’s 14th Five-Year Plan prioritizes dual circulation, innovation’, October 30, 2020.

Suscríbase. Dongsheng Explica se publica mensualmente en español, inglés y portugués.

Siga nuestras redes sociales:

¿El mercado inmobiliario de China está en problemas? | 29.05.2023

Dongsheng Explica N°3 | Mayo 2023

¿El mercado inmobiliario de China está en problemas?

En los últimos años, la cuestión de la vivienda en China ha ocupado un lugar destacado en los medios de comunicación occidentales. ¿Las causas? El rápido desarrollo urbano, precios que no paran de aumentar, la dependencia que los gobiernos locales tienen con los ingresos por la tierra, y lo más “impactante”: los rumores de quiebra del gigante inmobiliario Evergrande, a 13 años de la crisis de las hipotecas subprime de 2007-2008 que sacudió la economía mundial. Todo esto despertó la atención de los analistas financieros alrededor del mundo. Pero, ¿cuál es la situación actual del mercado inmobiliario en China y qué está haciendo el gobierno?


¿Cómo ha sido tratada la cuestión habitacional históricamente?

Cuando el pueblo chino, bajo el liderazgo de Mao Zedong y el Partido Comunista de China (PCCh), fundó la República Popular China (RPC) en 1949, el país se encontraba entre los más pobres del mundo. En 1950, sólo 10 países tenían un PIB per cápita más bajo que China, y apenas el 11% de sus 552 millones de habitantes vivía en áreas urbanas. A medida que aumentaba el desarrollo industrial, las ciudades también crecían rápidamente. Particularmente, luego de la reforma y apertura, la migración del campo a las ciudades se convirtió en un fenómeno constante. Para 2022, la población urbana de China llegó a 921 millones, es decir el 65% de su población total1.

Además, la cantidad de ciudades con más de 1 millón de habitantes pasó de 90 en 2000 a 167 en 2020, mientras que las áreas urbanas de menos de 1 millón han disminuido de 172 a 130 en el mismo periodo, lo que sugiere que la población urbana se ha concentrado en centros más grandes2.

La combinación de una población masiva con ingresos crecientes junto con el auge de las áreas urbanas ha impulsado significativamente el desarrollo de la vivienda, que pasó por grandes cambios desde 1949.

Poco después del establecimiento de la República Popular de China, se nacionalizó el suelo urbano y la vivienda fue retirada de la circulación del mercado. Durante más de 30 años, China tuvo un sistema socialista de viviendas, donde las unidades eran construidas y administradas por agencias gubernamentales, instituciones públicas o empresas estatales (SOE), etc. A principios de la década de 1980, el 75% de los hogares urbanos en China alquilaba viviendas públicas.

Con la reforma y apertura, el gobierno chino decidió desarrollar la industria inmobiliaria. A partir de 1978, la política de inversión pasó de un presupuesto estatal único a la inversión conjunta entre el Estado, las empresas y los particulares. Esta nueva política estimuló el desarrollo del mercado para la vivienda, sobre todo después de 1992, cuando se estableció la economía de mercado socialista. Para 1997, el 9,64% de la inversión total en activos fijos sociales estaba en el desarrollo inmobiliario. El mercado de vivienda urbana creció gradualmente y las condiciones de vida de los residentes mejoraron significativamente, con un aumento del área de construcción de viviendas per cápita de 6,7 metros cuadrados en 1978 a 17,8 metros cuadrados en 1997.

Desde 2008, el crecimiento económico se ha desacelerado y el sector inmobiliario se ha enfrentado a un ajuste. Durante este período, el gobierno ha prestado más atención al papel de las políticas de macrocontrol, como las fiscales, y ha otorgado gran importancia a la construcción de viviendas subsidiadas para satisfacer las necesidades de las personas de ingresos bajos y medios. Si bien el mercado inmobiliario de China sigue siendo gigantesco, su crecimiento se ha desacelerado.

¿Quién está al frente del desarrollo inmobiliario en China?

Con la formación del mercado socialista, el capital privado en la industria inmobiliaria creció rápidamente. En 1993, había sólo 505 empresas constructoras privadas en China, que luego crecieron hasta 18.259 en 2001, y a más de 122.000 en el año 2021. Gradualmente, la propiedad pública y colectiva de las empresas constructoras fue sustituida por capital privado. En 2021, el capital privado, tanto extranjero como nacional, representó el 86% del valor agregado bruto en la construcción, con un total de 25,2 billones de yuanes (3,9 billones de dólares), y contó por el 89,6% de los 52,8 millones de personas que trabajan en la construcción.

Las empresas de propiedad colectiva, que son unidades a nivel municipal, propiedad de los pobladores y administradas por un comité de pobladores, alcanzaron un máximo de 29.872 unidades en 1997 y han disminuido desde entonces.

Fuente: Oficina Nacional de Estadísticas de China

¿Cuál es la relación entre la industria inmobiliaria y los gobiernos locales?

Desde 1953, la propiedad de la tierra rural es colectiva, mientras que la propiedad de la tierra urbana es pública. Desde la década de 1990, los gobiernos locales pueden “vender” (transferir) el derecho de uso de la tierra a entidades calificadas. Los ingresos generados a partir de esta práctica, como los impuestos relacionados con la tierra y los ingresos de las transferencias de tierras de propiedad estatal, ahora se conocen comúnmente como “finanzas de la tierra”, que representaron el 89% de los ingresos presupuestarios de los gobiernos locales en 2018.

El profesor Zhao Yanjing señala que los gobiernos locales utilizan las finanzas de la tierra para invertir en infraestructura y mejorar los servicios públicos, lo que a su vez aumenta el valor de la tierra. El gobierno gasta esos ingresos en la construcción urbana, como el desarrollo de servicios públicos, rutas, hospitales y escuelas, convirtiendo así la tierra suburbana en nuevas áreas urbanas. A medida que se expande la construcción urbana, aumentan los precios de la vivienda, lo que también eleva los precios de la tierra.

En 2019, la tasa de propiedad de vivienda urbana de China alcanzó el 96%, una de las más altas del mundo, en comparación con el 64,2% de EE. UU. y el 61,9% de Japón en 2017. Para Brasil y Sudáfrica, esa tasa fue del 72,5% y el 69%, respectivamente. Entre los hogares propietarios de viviendas en China, el 58,4% poseía 1 propiedad, el 31% poseía 2 propiedades y el 10,5% poseía 3 o más propiedades.

La alta demanda, que ha causado escasez de vivienda en las grandes metrópolis, ha servido para impulsar los precios de la vivienda aún más. Al mismo tiempo, muchas ciudades pequeñas y áreas rurales tienen excedentes de vivienda por las personas que se han ido a ciudades más grandes. De esta manera, muchos proyectos inmobiliarios, estimados hoy en 50 millones de unidades, quedaron vacantes. Según el Instituto Beike, la tasa promedio de desocupación de viviendas relevada fue de alrededor del 12% en 2022.

¿Cómo está abordando el gobierno los problemas del sector? 

El detonante de la crisis financiera de 2007-08 fue el mercado inmobiliario inflado, especialmente en el Norte Global (no solo en los EE. UU., sino también en Gran Bretaña, España, Irlanda y otros países), como resultado de impulsar las hipotecas, incluso a consumidores con clara incapacidad de pagarlas. No sólo colapsó el llamado mercado de hipotecas de alto riesgo, que había alcanzado valores totalmente irreales. Debido a que estas hipotecas se habían empaquetado en productos derivados de los mercados financieros (por ejemplo, en obligaciones de deuda garantizada y obligaciones de préstamo garantizadas), este colapso trajo aparejado la caída de esos mercados y dejó a muchos bancos y otros tipos de instituciones financieras frente al desastre. Por el contrario, el Estado chino controla ese tipo de especulación financiera. En lugar de esperar a que estalle la crisis y rescatar a los bancos, está intentando reducir la burbuja y evitar un colapso de antemano.

En agosto de 2020, ya con un mercado inmobiliario desarrollado, el gobierno chino emitió la regulación conocida como las “tres líneas rojas”, que proporciona tres indicadores clave para la salud financiera de los desarrolladores inmobiliarios. La regulación limita la proporción de deuda en relación al efectivo, capital y activos de estas empresas, y promueve el crecimiento sostenible del sector. El gobierno llamó a las empresas a reorganizar sus finanzas para 2023, clasificándolas como “verdes” si cumplen con estos criterios de finanzas saludables y permitiéndoles así acceder a nuevos créditos.

Evergrande, el segundo promotor inmobiliario más grande de China, atrajo la mayor atención. A diciembre de 2020, la deuda del Grupo Evergrande había acumulado US$ 300.000 millones y su relación pasivo-activo era del 84,7%, por encima del 70% establecido en las tres líneas rojas3.

Mientras la empresa luchaba por pagar su deuda, dos gobiernos locales tomaron el control de los ingresos de Evergrande para evitar el uso indebido de los fondos. Desde agosto de 2021, otras ocho provincias han solicitado que la empresa coloque los ingresos de preventa en cuentas custodiadas.  Al mismo tiempo, Evergrande, con problemas de liquidez, puso en espera cientos de proyectos sin terminar. El gobierno chino está tomando el control de los ingresos de la empresa y resolviendo los problemas antes de que estalle una crisis de deuda.

El tope del 5% a la tasa de aumento anual de los alquileres mejoró las condiciones de vida de todos los hogares chinos y desaceleró aún más los aumentos explosivos de precios. La regulación se basa en la idea de que “las casas son para vivir, no para especular”, como dijo el presidente Xi Jinping en el XIX Congreso Nacional del PCCh.

Además de controlar la especulación de precios, el gobierno chino ha impulsado una serie de políticas de viviendas sociales para facilitar y asegurar el acceso a la vivienda a las generaciones más jóvenes y a las personas de menor poder adquisitivo. El gobierno de Xiamen, en la provincia de Fujian, redujo el precio de mercado de 4.000 apartamentos en un 45%. El gobierno de Henan compró 1.050 apartamentos a Evergrande, cuya construcción se interrumpió por problemas de liquidez. En términos generales, el gobierno chino suministrará un total de 6,5 millones de nuevas viviendas de alquiler de bajo costo en 40 ciudades importantes entre 2021 y 2025 para aliviar las dificultades de vivienda de 13 millones de jóvenes. Ciudades de primer nivel como Beijing y Shanghái suministrarán un total de 1,87 millones de viviendas de alquiler de bajo costo. Sólo en 2021, 936.000 unidades proporcionaron vivienda a 2 millones de jóvenes en 40 ciudades.

La desaceleración de la demanda de viviendas (resultado de la incertidumbre durante la pandemia y el aumento de las tensiones geopolíticas) junto con estas nuevas regulaciones, limitaron algunos comportamientos especulativos en el mercado. La rentabilidad de estos desarrolladores inmobiliarios se vio afectada; dado que su modelo de negocio se basa en el endeudamiento y éste fue fructífero durante el rápido crecimiento del mercado, puede representar un grave riesgo a medida que el sector madura.

Ante la ralentización de la economía en 2022, el gobierno flexibilizó una serie de medidas y brindó estímulo económico al sector inmobiliario: postergó el plazo para la evaluación de las tres líneas rojas, amplió el plazo para que los bancos reduzcan su ratio de hipotecas pendientes y préstamos inmobiliarios a préstamos totales, y recortó las tasas de interés hipotecarias de China.

A raíz de este estímulo, luego de 18 meses, los precios de la vivienda están aumentando; esto puede verse como una señal de una recuperación de la demanda. No obstante, la inversión inmobiliaria en 2022 cayó un 10% en enero y un 5,7% en febrero de 2023.Las “ventas” de terrenos se desplomaron un 29% en los primeros dos meses del año, luego de una caída del 53% en 2022, lo que sugiere que el sector inmobiliario necesitará más tiempo para volver a tener un crecimiento constante.

En conclusión

El mercado de la vivienda de China creció, como la economía en general, a una velocidad y escala sin precedentes. Su desarrollo, sin embargo, ha alcanzado una etapa más madura en los últimos años y lucha por mantener las tasas de crecimiento anteriores. Los controles gubernamentales promulgados para estabilizar la seguridad financiera de las grandes inmobiliarias, el freno a la especulación y las vivienda sociales para grupos de bajos ingresos y jóvenes, buscan que tanto la vivienda como los frutos del desarrollo sean entendidos como derechos del pueblo. El gobierno chino ha mostrado flexibilidad al permitir que las empresas “respiren” en medio de un mercado difícil. Sin embargo, no están dispuestos a permitir la especulación a largo plazo, especialmente cuando, debido a su tamaño, podría provocar impactos devastadores en la economía en general. Este proceso debería conducir a un modelo de negocios más sostenible, con menos especulación de la vivienda y la eliminación de las “manzanas podridas” del inmenso sector inmobiliario de China.


  1.  Esta tasa es aún menor que la de países desarrollados como Corea del Sur (81%), Estados Unidos (83%) o Japón (92%), y además es menor a la de otros países en desarrollo como Sudáfrica (68%), México (81%), Brasil (87%) o Argentina (92%).
  2.  En China, estadísticamente, “áreas urbanas” incluye ciudades y pueblos cuyas autoridades básicas son los comités residenciales; mientras que las “áreas rurales” incluyen municipios y aldeas que se basan en comités de aldeanos.
  3. Valores muy bajos de esta relación indican que hay capital ocioso, y valores muy altos indican un endeudamiento excesivo.

Suscríbase. Dongsheng Explica se publica mensualmente en español, inglés y portugués.

Siga nuestras redes sociales:

Tianxia: Todo bajo el cielo | 23.04.2023

Dongsheng Explica N°2 | Abril 2023

Tianxia: Todo bajo el cielo

Tianxia (天下, tiānxià) o “todo bajo el cielo” es un concepto que se remonta a cuatro mil años atrás. Su aparición como categoría principal del pensamiento chino no se produjo hasta principios del período de los Estados Combatientes (475-221 a.C.). Tianxia es un concepto complejo, controvertido y en constante evolución. Abarca una amplia gama de significados, desde la geografía (entendida como demarcación de un territorio gobernado) hasta la moralidad (definición de la legitimidad política), pasando por la psicología (representación de las aspiraciones del pueblo), la política (visión de un sistema mundial) y mucho más. Al igual que la filosofía sudafricana del ubuntu (“humanidad”) o la idea latinoamericana del buen vivir (sumak kawsay en quechua), el concepto tianxia se centra en la comprensión de la interconexión de toda la vida y la mejora de nuestra comunidad mundial como un todo.

¿Qué significa tianxia? ¿Qué hace que el concepto haya perdurado por milenios? Y, lo que es más importante, ¿puede ayudar a afrontar algunos de los mayores desafíos a los que se enfrentan China y el mundo en la actualidad?


¿Por qué surgió el concepto de tianxia?

Durante la dinastía Zhou Oriental (771-256 a.C.), un tumultuoso período de constantes conflictos entre estados en China, tianxia tenía un significado territorial; representaba una extensión de tierra de muchos países gobernados por el “Hijo del Cielo” (天子, tiānzǐ). Los chinos de la antigüedad no conocían con certeza el tamaño de tianxia (el territorio de los distintos estados equivalía a menos de la mitad de la China actual), pero no dudaban de que se encontraban en el centro de la civilización. Documentos antiguos que se remontan a los sabios gobernantes de la dinastía Shang (1600-1066 a.C.) sugieren que tianxia no sólo se refería a una extensión de tierra, sino que también servía como visión política de un mundo ideal con armonía entre los estados.

En la dinastía Zhou (1066-256 a.C.), un período de grandes disturbios y conflictos militares, la tianxia se institucionalizó, pasando de ser una visión política a un sistema de gobierno. Este sistema se define por medio de tres elementos. El primero es que el sistema tianxia debe garantizar que todos los estados implicados reciban más beneficios a través de su participación que permaneciendo independientes. En segundo lugar, el sistema se basa en la dependencia mutua y la reciprocidad entre todos los Estados. Por último, el sistema tianxia debe desarrollar un conjunto de intereses, creencias y compromisos comunes para garantizar su carácter universalmente compartido.

¿Qué es el “mandato celestial”?

En la tianxia, el poder político procede del tianming (天命, tiānmìng), un “mandato celestial” u “orden invocada por el cielo”. Sin embargo, este mandato no es eterno, ni divino, ni se basa únicamente en el poder militar o económico. Durante la antigua dinastía Shang (1600-1066 a.C.), se pensaba que este mandato procedía de la voluntad del cielo, o “el Señor de lo Alto” o shangdi (上帝, shàngdì). Shangdi no era una deidad monoteísta, sino que estaba vinculada a los espíritus de los antepasados de las tribus. A partir de la dinastía Zhou, este mandato celestial se orientó hacia el pueblo, concretamente hacia las “aspiraciones compartidas del pueblo” o minxin (民心, mínxīn). Para reclamar legitimidad política, un gobernante debe haberse ganado el apoyo del pueblo de la tianxia. La pérdida del minxin justifica la revuelta y la revolución. El ascenso y la caída de las dinastías, impulsadas por rebeliones campesinas, desastres naturales masivos o motines militares, representan esta pérdida del mandato celestial y, por tanto, de la legitimidad política de los gobernantes.

¿En qué se diferencia la tianxia de los conceptos occidentales de gobernanza?

El sistema tianxia surge de una historia muy distinta a la de otros modelos antiguos de imperio o Estado, como la República griega o el Estado-nación europeo. El sistema griego, por ejemplo, se centraba en la idea de la polis, o ciudad-estado, y en la que había una clara distinción entre los distintos estados, entre la vida privada y el ámbito público, y entre el individuo y el estado. Por el contrario, la idea de tianxia no tiene ni “dentro” ni “fuera”, sino que define un todo unido por el gobierno del Hijo del Cielo. El marco político de las civilizaciones occidentales se basa en una estructura en la que el individuo es el sujeto político básico y el Estado-nación, a menudo definido étnicamente, es la mayor unidad política soberana. Sin embargo, según la filosofía política china, la familia, más que el individuo, es la unidad política más pequeña y la tianxia es el nivel superior, trascendiendo el nivel del Estado.

En la concepción de la tianxia, cada individuo tiene responsabilidad y relación con una humanidad más grande. En la tradición confuciana, se le da énfasis al individuo, principalmente, en la práctica del aprendizaje, altamente valorada, y en el autocultivo al servicio de la familia, el Estado y el mundo. Esta tradición ha sido incorporada por los comunistas chinos en la praxis de “crítica y autocrítica”. La tianxia no sólo se articuló en la tradición confuciana, sino que se extendió a otras escuelas de pensamiento chinas. Por ejemplo, Mozi (墨子, mòzi, 470-391 a.C.), fundador del mohismo durante el período de las Cien Escuelas de Pensamiento (百家争鸣, bǎijiā zhēngmíng), es uno de los filósofos chinos que más escribió sobre tianxia, utilizando esta palabra más de cuatrocientas veces en sus obras. Textos posteriores de Mencio, Xunzi (荀子,xúnzi) y Han Feizi (韩非子, hánfēizi) se referían al ideal cultural común de un territorio unificado con un único gobernante.

Según Confucio, el sistema tianxia es voluntario y no coercitivo. Los Estados que se encuentran fuera de la tianxia pueden participar en ella si lo consideran beneficioso para ellos, siempre que sigan de manera voluntaria los marcos y criterios del sistema, es decir, las “formas y normas” (礼乐, lǐyuè, que literalmente significa ritos y música). Confucio sugirió que la forma de atraer a personas ajenas a la tianxia es satisfacer las necesidades de las personas que ya están dentro de él.

¿Cuál es el papel de la unidad multiétnica en la tianxia?

En el 221 a.C., la tianxia se unificó definitivamente con Qin Shi Huang (秦始皇, qínshǐhuáng, “primer emperador del imperio Qin”) como gobernante. La dinastía Han que le siguió (202 a.C.- 220 d.C.) convirtió el modelo de imperio en un prototipo del Estado-nación moderno de China, o en un antepasado de la China que conocemos hoy. Sin embargo, el concepto de tianxia se originó mucho antes que esas dinastías, y nunca se entendió como un estrecho concepto étnico centrado en “el pueblo han”. Hoy, el pueblo han, una de las 56 etnias oficiales de China, constituye el 92% de la población. Pero esta identidad fue una invención de la época, cuando la gente empezó a autoidentificarse como tal durante la “edad de oro” de la dinastía Han. Tianxia no es sólo un concepto político definido por las fronteras de los Estados, sino también un concepto cultural definido por formas y normas. Los grupos étnicos de la periferia son bienvenidos, pero no están obligados a seguir esas formas y normas ni a formar parte del sistema tianxia. Esos grupos también aportan innovaciones al sistema. Este proceso dinámico ha continuado durante dos mil años y ha dado forma a la sociedad multiétnica de la China actual.

¿Cómo nos ayuda la tianxia a entender la China moderna?

Este concepto de tianxia ayuda a comprender el surgimiento de la China moderna, que ha sido capaz de mantener una relativa integridad territorial y resistirse a la disolución, a pesar de la diversidad y las diferencias. A principios de la modernidad, en el siglo XIX, durante un período de continuo declive de la dinastía Qing (1644-1911) debido a las incursiones imperialistas, el caudillismo y el declive económico, muchos eruditos buscaron nuevas ideas para transformar la sociedad china. Kang Youwei (1858-1827), reformador confuciano y figura clave de la Reforma de los Cien Días (百日维新, bǎirì wéixīn) de 1898, recurrió a los clásicos de Confucio. Escribió el Libro de la Gran Armonía (大同书, dàtóng shū), publicado póstumamente en 1935, en el que dividía el desarrollo del mundo en tres etapas: una etapa “incivilizada”, una intermedia o xiaokang (小康, xiǎokāng) y la etapa final de la gran armonía (太平世, tàipíng shì). Según Kang Youwei, que apoyaba la restauración de la monarquía pero rechazaba el modelo occidental de Estado-nación, el objetivo supremo era la abolición de los Estados y la desigualdad, creando un mundo en común para todos (天下为公, tiānxià wèigōng).

Sun Yat-sen (1866-1925), padre fundador de la nación china moderna, contribuyó a derrocar la última dinastía imperial de los Qing con la Revolución de Xinhai de 1911. En lugar de apartarse de la tradición confuciana en general, movilizó apoyos para establecer la República de China bajo la bandera de “un mundo en común para todos” (天下为公, tiānxià wèigōng, como Kang), una nueva interpretación republicana del “principio celestial”. En lugar de disolver las estructuras e ideas de las dinastías imperiales, la transición del imperio a un Estado moderno se inspiró en el pasado, lo modificó y construyó sobre él: desde los principios confucianos como la tianxia hasta el gobierno burocrático centralizado, pasando por los sistemas meritocráticos de educación y exámenes.

¿Qué relación existe entre el marxismo y la tianxia?

A medida que se despertaba la conciencia nacional, especialmente impulsada por el Movimiento del Cuatro de Mayo de 1919, que era antiimperialista y antifeudal, las ideas marxistas florecieron e inspiraron la formación del Partido Comunista de China y los movimientos y organizaciones de masas asociados a él. Durante la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa, Mao ya comprendió que para que el marxismo-leninismo se arraigara en China, debía adoptar un carácter chino. En El papel del Partido Comunista de China en la guerra nacional (1938), escribió: “Nuestra historia nacional se remonta a varios miles de años y tiene sus propias características e innumerables tesoros. Pero en estas cuestiones somos simples aprendices. La China contemporánea ha surgido de la China del pasado; somos marxistas en nuestro enfoque histórico y no debemos cortar nuestra historia. Debemos sintetizar nuestra historia desde Confucio hasta Sun Yat-sen y hacernos cargo de este valioso legado” (publicado en 1965). Desde la visión de Sun Yat-sen de “Cinco razas, una república” (han, manchú, mongol, hui, tibetano) hasta el llamamiento de Mao Zedong a una gran unificación de los pueblos de todas las etnias en el establecimiento de la República Popular China, puede verse una clara conexión con la larga tradición de construcción del Estado basada en la unidad y el gobierno de todos bajo el cielo.

Mao Zedong también señaló que todos los imperios de la historia pasaron por el ciclo de ganar y perder tianxia, lo que condujo a sus correspondientes desapariciones. Para poner fin a este ciclo histórico, el PCCh debía actuar bajo la guía del marxismo. En 1945, Mao subrayó que “el partido gobernante debe aceptar la supervisión del pueblo”. Setenta y siete años después, Xi Jinping dijo que el partido gobernante debe revolucionarse constantemente para evitar este ciclo histórico. Según Marx, la revolución proletaria se distingue de otras revoluciones por tener un proceso de autocrítica a través del cual se fortalece continuamente. Al innovar en la teoría de Marx y combinarla con la historia de China, el PCCh y sus dirigentes han dado un nuevo significado a “apropiarse de la tianxia“.

¿Cuál es la relevancia de la tianxia en la actualidad?

A finales de 2020, con la erradicación de la pobreza extrema, China entró en el periodo de “xiaokang” o de una “sociedad moderadamente próspera”, uno de los dos objetivos centenarios del Partido Comunista de China. No es casualidad que se eligiera el término confuciano de xiaokang, cuyo significado es “la era de la paz naciente”. La visión actual, expuesta por el gobierno para su política interior, es la de “prosperidad común” (共同富裕, gòngtóng fùyù), y para el mundo es una “comunidad con un futuro compartido para la humanidad” (人类命运共同体, rénlèi mìngyùn gòngtóngtǐ), ambas fuertemente asociadas con el espíritu encarnado por la visión confuciana (y comunista) de un mundo en gran armonía (天下大同, tiānxià dàtóng). Estas visiones políticas apuntan hacia un mundo más justo en el que la riqueza de la tianxia se reparta más equitativamente entre sus habitantes, entre el norte y el sur, los países desarrollados y los subdesarrollados, los ricos y los pobres.


Suscríbase. Dongsheng Explica se publica mensualmente en español, inglés y portugués.

Siga nuestras redes sociales:

Las Dos Sesiones (Lianghui) | 24.02.2023

Dongsheng Explica N° 1

Las Dos Sesiones (Lianghui)


Estimados/as lectores/as,

Después de más de un año y medio y 76 ediciones de Voces de China, hemos decidido mejorar el formato para traerles mejores análisis sobre la realidad social, política y cultural de China.

Por eso, es con mucha alegría que lanzamos Dongsheng Explica. Una vez al mes publicaremos un artículo original introduciendo conceptos, procesos y fenómenos fundamentales de China que creemos que serán de interés para los lectores internacionales. Cada tema, elegido por nuestro equipo editorial, buscará profundizar nuestro entendimiento colectivo sobre la sociedad, la historia y la realidad actual de China. Además, cada edición irá acompañada de un video explicativo, subido en nuestro canal de YouTube.

Les agradecemos por acompañarnos y los invitamos a compartir nuestro contenido y seguirnos en nuestras redes sociales. Esperamos que disfruten esta nueva producción de Dongsheng.

– Colectivo Editorial Dongsheng


El 5 de marzo de 2023 comenzarán las “Dos Sesiones” (两会, liǎnghuì), que se realizan de forma anual en China, donde la Asamblea Popular Nacional (APN) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC) se reúnen simultáneamente y establecen el rumbo del país para el año. Estas dos plataformas políticas constituyen una parte central del sistema político del país y de la democracia al estilo chino. De acuerdo al primer artículo de la Constitución china, “La República Popular de China (RPC) es un Estado socialista bajo la dictadura democrática popular dirigida por la clase trabajadora y basada en la alianza de los trabajadores y los campesinos”. Pero, ¿cómo funciona este liderazgo político y el “poder del pueblo” en la práctica? En China, existen dos canales de representación política: primero, la representación sustantiva y material a través del Partido Comunista de China (PCCh), regido por una estructura centralista democrática descendente y, en segundo lugar, un canal representativo procedimental a través de la Asamblea Popular Nacional, regido por un proceso electoral ascendente. A esto se vincula la plataforma de la CCPPC para una consulta democrática y de base amplia.


Desglosando el sistema político chino

En el sistema político chino, el liderazgo colectivo en todos los niveles (con excepción de las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao) se estructura de la misma manera y está representado por el Comité del Partido (党委, dǎngwěi), el Congreso Popular (人大, réndà), el gobierno (政府, zhèngfǔ) y la Conferencia Consultiva Política (政协, zhèngxié). Estas cuatro estructuras se conocen comúnmente como los “cuatro cuerpos” (四套班子, sìtào bānzi) y están posicionados de manera tal que reflejen la jerarquía de estas instituciones.

  1. Los Comités del Partido son autoridades del PCCh establecidas en áreas administrativas. Después de la reforma y apertura, el liderazgo del PCCh sobre el Estado, especialmente en los asuntos de gobierno, se vió debilitado hasta cierto punto. Sin embargo, desde el 18° Congreso Nacional del PCCh el Partido ha reafirmado el principio político de defender y fortalecer su liderazgo en todos los frentes, lo que fue ratificado en la Constitución del Partido y en la del país.
  2. Los Congresos Populares son órganos de poder del Estado bajo el liderazgo del PCCh establecidos en 1954 para que el pueblo chino tenga un canal de representación formal y procedimental desde el nivel local hasta el nacional. Los Congresos Populares supervisan las operaciones de gobierno (administrativas y judiciales), promulga, modifica y supervisa la implementación de leyes y reglamentos, elige y destituye a los funcionarios del gobierno, y examina y aprueba los planes de trabajo y los presupuestos del gobierno. Los Congresos son elegidos democráticamente, y los representantes de los condados y municipios son propuestos y votados directamente por el pueblo. La designación de los candidatos es un proceso riguroso, que garantiza la representación de la demografía local (por ejemplo, ocupación, lugar de residencia, género, edad, filiación política, etc.) y una amplia participación de la población. Cada Congreso Popular de nivel inferior elige a los miembros del Congreso del nivel siguiente. En esencia, el sistema de los Congresos Populares es el medio clave a través del cual se ejerce la “dictadura democrática popular”, como la define la Constitución.
  3. Los gobiernos son autoridades administrativas bajo el sistema de los Congresos Populares, así como los órganos ejecutivos de esos Congresos. Esto significa que los funcionarios del gobierno son nombrados por el pueblo y rinden cuentas ante él a través de los Congresos, que reciben y aprueban los planes de trabajo y las propuestas presentadas por los gobiernos. 
  4. La Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC) es una institución clave para la cooperación multipartidista y la consulta política, que establece un frente unido del pueblo chino bajo la dirección del PCCh. La CCPPC es un órgano político consultivo y asesor sin poder legislativo ni ejecutivo, compuesto por representantes del PCCh, ocho partidos democráticos, organizaciones de masas, minorías étnicas, otros sectores de la sociedad y personas invitadas. La CCPPC, que busca un amplio consenso popular en todos los sectores de la sociedad a través de la democracia consultiva, tanto a nivel central como local, es un pilar único del sistema político socialista de China.

La historia de las Dos Sesiones en el sistema político socialista de China

Las Dos Sesiones, que se celebran anualmente en el Gran Salón del Pueblo (人民大会堂, rénmín dà huìtáng) de Beijing, son un acontecimiento nacional de movilización política y una importante oportunidad para que los dirigentes centrales intercambien ideas con los funcionarios locales y los representantes de las bases. Las reuniones nacionales son precedidas por las Dos Sesiones provinciales, en las que se resumen, planifican y toman decisiones sobre asuntos locales y se preparan las sesiones nacionales.   

En vísperas de la creación de la República Popular China, Mao Zedong convocó la primera CCPPC en septiembre de 1949, con 662 participantes de 46 partidos y grupos políticos. Esta reunión sentó las bases legales para el establecimiento formal de la RPC y definió la naturaleza y el sistema político del Estado. En esta reunión se adoptaron resoluciones nacionales, incluyendo la bandera nacional, el himno nacional, la capital nacional y el calendario, y se eligió al jefe de Estado y a los órganos estatales. En los primeros años de la RPC, dado que aún no se había constituido un sistema parlamentario oficial, la CCPPC actuaba como órgano supremo del poder estatal. Desde que se convocó la Primera APN, que aprobó la Constitución de la RPC en 1954, ésta se ha convertido en el parlamento oficial y el órgano supremo del poder estatal, mientras que la CCPPC sigue siendo, hasta el día de hoy, una organización consultiva de frente único.

¿Cómo es el sistema multipartidario de China?

Mucha gente no sabe que China tiene un sistema político multipartidario. Los ocho partidos patrióticos democráticos se crearon antes de la fundación de la RPC como parte de la estrategia del frente unido. Estos son los ocho partidos que siguen desempeñando un papel clave a título consultivo en la CCPPC: 

  1. El Comité Revolucionario del Kuomintang Chino (中国国民党革命委员会, zhōngguó guómíndǎng gémìng wěiyuánhuì). Se desarrolló a partir del Kuomintang de Izquierda que apoyó al PCCh antes de la liberación de China en 1949.
  2. La Liga Democrática de China (中国民主同盟, zhōngguó mínzhǔ tóngméng), compuesta principalmente por personalidades de la cultura.
  3. La Asociación de Construcción Nacional Democrática de China (中国民主建国会, zhōngguó mínzhǔ jiànguó huì), compuesta principalmente por empresarios y actores de los sectores económicos.
  4. La Asociación China para la Promoción de la Democracia (中国民主促进会, zhōngguó mínzhǔ cùjìn huì), que representa principalmente a los sectores educativos.
  5. El Partido Democrático de Campesinos y Trabajadores Chinos (中国农工民主党, zhōngguó nónggōng mínzhǔ dǎng), compuesto principalmente por médicos y profesionales de la salud.
  6. El Partido Zhi Gong de China (中国致公党, zhōngguó zhì gōng dǎng), compuesto principalmente por chinos que han regresado a su país desde el exterior y figuras representativas con conexiones en el extranjero (también actúa como el capítulo chino de los Hongmen, una sociedad fraternal secreta china a nivel mundial).
  7. La Sociedad Jiusan (九三学社, jiǔsān xuéshè), formada principalmente por científicos y tecnólogos.
  8. La Liga Democrática de Autogobierno de Taiwán (台湾民主自治同盟, táiwān mínzhǔ zìzhì tóngméng), constituida por partidarios del socialismo de la región de Taiwán.

¿Cuál es el papel de las organizaciones de masas en China?

Otros representantes de la CCPPC proceden de la Liga de la Juventud Comunista, la Federación de Sindicatos, la Federación de Mujeres, la Federación de Jóvenes, la Federación de Industria y Comercio, la Asociación de Ciencia y Tecnología, la Asociación de Amistad con los Compatriotas de Taiwán, la Federación de Chinos Retornados del Extranjero, y otras organizaciones de masas. También se incluyen representantes del arte y la cultura, la ciencia y la tecnología, las ciencias sociales, la comunidad empresarial (productores, comerciantes, inversores), la agricultura, la educación, el deporte, los medios de comunicación, la medicina y la sanidad, la amistad internacional, el bienestar social y otros sectores especializados, así como de las minorías étnicas, las regiones de Hong Kong y Macao, las comunidades religiosas, etc.   Las organizaciones de masas desempeñan un papel importante en todos los niveles de la sociedad. Por ejemplo, la Federación de Mujeres de China (FMC) desempeñó un papel clave en la campaña para erradicar la pobreza extrema, desde las bases hasta los niveles nacionales. Realizaron encuestas entre las mujeres rurales de condados clave afectados por la pobreza para conocer sus condiciones, que se incorporaron al programa gubernamental de Alivio Dirigido de la Pobreza (ADP). La FMC no sólo formó parte de los principales organismos gubernamentales del país encargados de supervisar el programa ADP, sino que también organizó su trabajo de construcción de base tanto de forma online como presencial, desde sus 900.000 grupos de chat de “hermanas” en WeChat hasta las 641.291 organizaciones de base en aldeas en todo el país.

¿Qué ocurre antes y durante las Dos Sesiones?

Todos los miembros del Comité Permanente de la APN y del Comité Nacional de la CCPPC tienen un mandato de cinco años, en línea con la duración del Congreso Nacional del PCCh. La reunión de la APN es una continuación del 20° Congreso Nacional del PCCh, celebrado en octubre de 2022, en el que se eligió a los miembros de la cúpula del Partido, desde los miembros del Comité Central hasta el secretario general. En la APN los diputados elegirán al presidente y al vicepresidente del país, y también votarán para aprobar el nombramiento, por parte del presidente, del primer ministro del Consejo de Estado, de acuerdo con la lista de nominados sugerida por el Comité Central del PCCh. Antes de las Dos Sesiones, se solicita la opinión pública sobre legislación específica, que es sometida a revisión por diversos sectores de la sociedad. Por ejemplo, el 1 de enero de 2021 se promulgó el primer Código Civil integral de China, con 1.200 artículos que abarcan la propiedad, el matrimonio, la herencia y los derechos personales, entre otras áreas. Durante un periodo de cuatro años, el proceso legislativo recibió 2.956 opiniones de 1.241 representantes en 13 rondas de consulta con diputados de la APN, además de las tres rondas de estudio centralizado por parte de representantes de la misma a lo largo de cinco años. Hubo diez rondas de consulta pública en línea, en las que se recibieron 1,02 millones de opiniones de más de 420.000 ciudadanos. La legislación fue finalmente votada y aprobada en la sesión de la APN de 2020.

Las APN y CCPPC actuales y sus logros

La 13° APN en funciones abarca de 2018 a 2023, y sus 2.980 diputados se componen de la siguiente manera: 2.119 (71,1%) son miembros del PCCh y 861 (28,9%) pertenecen a los ocho partidos democráticos o son personas sin afiliación política. De esos 2.980 diputados, 468 (15,7%) son trabajadores, 742 (24,9%) son mujeres, y 438 (14,7%) pertenecen a minorías étnicas. En China, el 91,1% de la población pertenece a la etnia han, mientras que los otros 55 grupos étnicos representan el 8,9% de la población, lo que significa que la representación de las minorías étnicas en la APN es superior a su proporción en la población general de China.

El actual 13º Comité Nacional de la CCPPC, cuyo mandato se extiende también de 2018 a 2023, está formado por 2.158 representantes de todos los ámbitos de la vida, 60,2% de los cuales no son miembros del PCCh. Los miembros de la CCPPC son propuestos y recomendados por partidos y grupos, y son elegidos mediante consulta con el PCCh.

Conclusión

Las Dos Sesiones que se aproximan serán un importante acontecimiento político en China, sobre todo porque se celebran después del 20° Congreso Nacional del PCCh, y porque se elegirán a los dirigentes de los organismos estatales. El sistema de Congresos Nacionales es una innovación y un pilar de la gobernanza socialista en China, ya que asegura que el pueblo tenga representación y supervisión sobre su gobierno. La CCPPC juega un rol complementario al proporcionar una amplia base de consulta y consenso a la sociedad china. Ambas plataformas políticas surgieron de las necesidades y condiciones históricas de China, y han continuado evolucionando a lo largo de las últimas siete décadas de construcción y gobernanza socialistas.

Para profundizar sobre las Dos Sesiones, pueden mirar y compartir nuestro video “Dongsheng Explica”.


Pueden suscribirse haciendo click aquí. Dongsheng Explica se publica una vez al mes en español, inglés y portugués.

Sígannos nuestras redes sociales: