China 2098: Sección Tarim Hunan, Estación Ruoqiang Pumping (中国2098: 塔里木湖南段——若羌泵站), 2019-2022. Crédito: Fan Wennan.

La lucha contra la pobreza: Una experiencia revolucionaria alternativa en la era postrevolucionaria china

Li Xiaoyun

Yang Chengxue

Li Xiaoyun (李小云) es profesor emérito de la Facultad de Humanidades y Estudios del Desarrollo. Decano honorario del Instituto Chino para la Cooperación Sur-Sur en Agricultura y de la Facultad de Desarrollo Internacional y Agricultura Global, de la Universidad Agrícola de China. Su investigación se centra en la pobreza, el desarrollo rural y el desarrollo internacional.

Yang Chengxue (杨程雪) es estudiante de doctorado en la Facultad de Humanidades y Estudios del Desarrollo de la Universidad Agrícola de China. Su investigación doctoral está centrada en cuestiones de género en la China rural y explora la profundidad y necesidad de la participación de la mujer en la gobernanza rural.

“La lucha contra la pobreza: Una experiencia revolucionaria alternativa en la era postrevolucionaria china” (脱贫攻坚:后革命时代的另类革命实践) se publicó originalmente en Wenhua Zongheng (文化纵横), número 3 (junio de 2020).

El fin de una era de revolución radical no significa que la revolución quede relegada al recuerdo. A medida que la globalización continúa expandiéndose, los países gobernados por partidos revolucionarios se enfrentan al reto de completar misiones revolucionarias inconclusas. En la era actual, el Partido Comunista de China (PCCh) ha destacado la importancia de “permanecer fieles a nuestra aspiración original y a nuestra misión fundacional” (不忘初心, 牢记使命, bùwàng chūxīn, láojì shǐmìng). No se trata de un mero guiño retórico al pasado sino de una base ideológica de la acción concreta del partido para mantener su carácter revolucionario en el nuevo contexto político y económico[1]. Esta acción concreta se ha centrado principalmente en la lucha contra la pobreza.

Desde 2012, la reducción de la pobreza se ha convertido en una tarea central para todo el partido y la sociedad, siendo el secretario general del partido el responsable personal de llevarla a cabo. La estrategia de reducción de la pobreza del partido evolucionó a partir de su enfoque tecnoburocrático convencional de la “lucha contra la pobreza” (扶贫攻坚, fúpín gōngjiān), que se centraba en la innovación de las instituciones de gobierno para promover la transformación económica y social. La lucha contra la pobreza ha adquirido un nuevo peso en el entorno político y económico del país en el periodo actual. Este enfoque ha incorporado un lenguaje y eslóganes revolucionarios, otorgando a la cuestión social un sentido de importancia y sacralidad. Por ejemplo, se ha hecho referencia a la pobreza como el “enemigo”; a la reducción de la pobreza como el “campo de batalla” y a la lucha contra la pobreza como la “dura batalla”. En las reuniones de movilización se ha declarado la “guerra contra la pobreza” celebrando las victorias en la “batalla” y se ha enviado a multitud de cuadros jóvenes al “campo de batalla”, mientras aquellos que han sucumbido en esta “batalla” han sido aclamados como los “héroes que murieron en el campo de batalla”. La “transformación” de la reducción de la pobreza no ha sido simplemente un movimiento de masas o una movilización social en la era postrevolucionaria. Más bien, fue una respuesta política y simbólica a las crecientes desigualdades que habían surgido en China en el transcurso de la reforma y la apertura, desigualdades que contradecían la filosofía básica del PCCh. En otras palabras, en la era postrevolucionaria, el PCCh volvió en cierto modo a su programa revolucionario histórico, abordando el dilema nacional y mundial de la distribución de la riqueza social. Esto refleja una nueva etapa de la gobernanza del PCCh que busca consolidarse y “se mantiene fiel a su aspiración original y a su misión fundacional” en el camino hacia la modernización nacional.

El discurso revolucionario de la campaña de reducción de la pobreza es, por supuesto, metafórico. Si los enemigos de clase ya no existen, es hora de decir adiós a la revolución. Sin embargo, si la pobreza que la revolución juró eliminar sigue presente, persiste un “enemigo” de la revolución y una tarea esencial de la revolución sigue inacabada. En esta lucha, el PCCh ha redistribuido continuamente los recursos socioeconómicos hacia la mitigación de la pobreza, utilizando los medios políticos e institucionales a su disposición y trascendiendo los grilletes de la burocracia y los grupos de interés social existentes. Esta movilización de recursos es posiblemente la más intensa y poderosa de la historia de China. La capacidad del PCCh para regular el patrón de distribución social de los recursos a través de las instituciones estatales bajo su liderazgo, así como su habilidad tanto para iniciar una reforma orientada al mercado como para corregir sus disparidades de desarrollo, demuestra una mejora fundamental en la fortaleza y capacidad institucional del Estado chino moderno en comparación con los períodos de finales de la dinastía Qing (清朝, 1840-1912) y de la República de China (1912-1949). La importancia práctica de la lucha contra la pobreza trasciende el ámbito de la política de desarrollo económico y social. Por ello, ha tenido una repercusión política y económica más amplia y profunda. No obstante, desde el inicio de la reforma y la apertura, apenas se ha debatido y analizado esta amplia campaña para mejorar los medios de vida de la población, desde el punto de vista de la relación histórica entre la pobreza y las prácticas políticas del PCCh.

En los últimos años, los cientistas sociales chinos han ido más allá de su tradicional interés por los temas revolucionarios en la historia del partido y han lanzado una iniciativa académica para “recuperar la revolución”[2]. Las comunidades intelectuales han empezado a replantearse la gran narrativa de la civilización tradicional china, partiendo por analizar cómo los cambios políticos e ideológicos que han tenido lugar en la China moderna han sido moldeados por la lógica de la revolución[3]. La lucha contra la pobreza, como “forma revolucionaria”, proporciona un vívido estudio de caso del sistema estatal chino dirigido por el partido y de cómo el PCCh ha dado forma a una nueva tradición política. Este artículo, más que un debate académico sobre los significados de revolución y posrevolución, o una evaluación de la batalla contra la pobreza, pretende utilizar los conceptos de revolución y posrevolución para debatir la importancia de este movimiento revolucionario para el bienestar del pueblo, en el contexto de la política y la sociedad chinas modernas.

La pobreza: El hilo conductor de las etapas de la revolución china

La revolución es un proceso de transformación que produce importantes cambios políticos, económicos y tecnológicos en una sociedad. Desde mediados del siglo XIX, la sociedad china ha estado marcada por la revolución en casi todas las etapas de su historia. A diferencia de las “revoluciones” de la historia china antigua, en las que el gobierno dinástico continuaba bajo diferentes apellidos reales, la serie de revoluciones producidas en China a partir de mediados del siglo XIX empezaron a romper con el modelo tradicional de cambio dinástico. Se vincularon al pensamiento y la práctica revolucionarios occidentales basados en la teoría de la evolución social. China entró en una nueva fase revolucionaria de su historia, principalmente porque el sistema gobernante de la dinastía Qing ya no podía hacer frente a las presiones externas y las luchas internas. Esto inevitablemente provocó la resistencia interna de fuerzas políticas que no formaban parte del sistema gobernante, tales como un movimiento ascendente basado en la colaboración de las clases bajas y medias de la nobleza, la burguesía nacional, la sociedad civil, incluidas las sociedades secretas anti-Qing, los nuevos círculos intelectuales y el Partido Nacionalista de China, o Kuomintang (KMT), con el Nuevo Ejército bajo su control[4]. Es importante señalar que las fuerzas rebeldes anti-Qing que surgieron a finales del periodo Qing eran completamente diferentes en composición, ideología y práctica a las fuerzas que habían impulsado los cambios dinásticos anteriores.

Algunos estudiosos han sostenido que los cambios trascendentales que se produjeron en China desde finales del periodo Qing, fueron simplemente una continuación natural de la civilización china y de la modernidad autóctona, a través del sistema confuciano autocrítico y adaptativo[5]. Sin embargo, también hubo un impulso externo para el cambio. Tras la apertura del país a mediados del siglo XIX, la enorme brecha civilizacional en términos de desarrollo, tecnología y conocimiento entre China y el capitalismo occidental, comenzó a permear en la conciencia nacional. Al mismo tiempo, las ideas de la Ilustración occidental empezaron a llegar a China, donde la élite intelectual comenzó a adoptar estas nuevas visiones del mundo. Cuando el dominio secular de la dinastía Qing llegó a su fin, los rebeldes que intentaron sustituirla no eran las fuerzas tradicionales del cambio, sino revolucionarios que, en mayor o menor grado, comprendían las raíces sistémicas del “atraso” chino. Al igual que en anteriores cambios dinásticos y crisis de legitimidad en China, el sufrimiento del pueblo fue la causa fundamental de la crisis del gobierno Qing. No obstante, a diferencia de las rebeliones anteriores, las demandas de los revolucionarios anti-Qing se formularon mediante el diálogo con Occidente, el estudio de la religión y la cultura chinas; y un examen sistemático, exhaustivo y reflexivo de la historia política, económica y social del país.

La pobreza fue el hilo conductor de todas las fases de la revolución anti-Qing. En 1904, el emperador Guangxu (décimo emperador de la dinastía Qing, que gobernó entre 1875 y 1908) promulgó un decreto imperial en el que afirmaba que “la única forma de sostener una nación es proteger al pueblo. En los últimos años, los recursos financieros del pueblo se han agotado hasta el extremo, y con todas las provincias compartiendo la carga de las reparaciones de guerra, el sustento del pueblo se ha vuelto cada vez más precario”. Aunque el emperador reconoció que la riqueza del pueblo se había agotado y que éste se había empobrecido profundamente, no reconoció la incapacidad del sistema Qing para hacer frente a las preocupaciones internas y a las amenazas externas, lo que hacía imposible erradicar la pobreza. Por el contrario, los revolucionarios abogaron casi universalmente por la modernización como solución al problema de la pobreza del país.

Una de las principales figuras intelectuales del movimiento modernizador chino, Yan Fu (严复), creía que resolver el problema de la pobreza era fundamental para la supervivencia de China, argumentando que “lo primero que hay que hacer para salvar al país hoy es eliminar esta pobreza. Sólo cuando se pueda curar la pobreza podremos hablar de hacer más fuerte a la nación, y después en forma progresiva avanzar hacia la riqueza, la inteligencia y la moralidad del pueblo”[6]. Yan Fu no sólo situó la pobreza en el centro de los problemas de China. Propuso además, varias ideas para erradicarla, entre ellas la construcción de carreteras y minas -lo que puede considerarse el origen del dicho popular “construir carreteras antes de enriquecerse” (要想富先修路, yào xiǎngfù xiān xiūlù)-, la mejora de la educación, el apoyo a la economía rural minifundista y el desarrollo de una estrategia integral para combatir la pobreza. Al mismo tiempo, el líder de la revolución de 1911, el doctor Sun Yat-sen (孙中山, Sūn Zhōngshān)[7], también centró su pensamiento sobre la construcción de la nación en la cuestión de resolver el problema de la pobreza en China. En el Plan para la Reconstrucción Nacional (建国方略, Jiànguó fānglüè), publicado en 1918, Sun analizó las razones del aumento de la pobreza en China. El Principio de Sustento del Pueblo (民生主义, Mínshēng zhǔyì), publicado en 1924, proponía una estrategia de gobierno centrada en los “Tres principios del pueblo” (三民主义, Sānmín zhǔyì) -nacionalismo, democracia y “sustento del pueblo”- y pretendía modernizar China mediante la revolución burguesa[8].

A pesar de que los revolucionarios de este periodo compartían los objetivos de erradicar la pobreza y lograr la prosperidad y fortaleza nacionales mediante la modernización, la práctica real de la construcción nacional tras la Revolución Xinhai de 1911 (辛亥革命, Xīnhài gémìng) -que derrocó a la dinastía Qing y condujo al establecimiento de la República de China (ROC)- no puso al país en una trayectoria de superación de la pobreza. Como señaló el estudioso de la modernización Luo Rongqu (罗荣渠), la Revolución Xinhai había fracasado por no establecer un Estado moderno tras el colapso de la dinastía Qing. La modernización china requería que una fuerza política fuerte construyera primero un Estado que fuera capaz de la tarea[9]. Tras la Revolución Xinhai, la construcción de un Estado moderno se vio obstaculizada por la existencia de una pluralidad de centros de poder locales. El KMT intentó superar esta fragmentación liderando una campaña militar para reunificar el país, conocida como la Revolución Nacional o Expedición del Norte (1926-1928), y mediante la centralización del poder, con el gobierno del partido como núcleo. Sin embargo, el gobierno de la República de China, dirigido por el Kuomintang, siguió siendo un acuerdo complejo y frágil en el cual influían múltiples fuerzas políticas y militares locales. Además, las principales fuerzas políticas en las que se apoyaba el gobierno estaban en un agudo conflicto de clases con la población rural. Como resultado, el gobierno del KMT carecía de la autoridad política suficiente para movilizar eficazmente los recursos sociales necesarios para una modernización de arriba a abajo. Durante el periodo de la ROC, no se avanzó en la mitigación de la pobreza ni en la industrialización -los temas que las Revoluciones Xinhai y Nacional habían pretendido abordar-, por lo que el gobierno del KMT se vio sumido en una crisis de legitimidad.

La composición organizativa del KMT le impedía transformar la estructura básica de clases de China. Resolver los problemas de la pobreza y la modernización del país requería una autoridad política impulsada por la mayoría de la sociedad, es decir, el campesinado. El establecimiento de esta autoridad exigía una transformación radical de la superestructura china. Estos factores hicieron que la lucha por erradicar la pobreza y modernizar China pasara de una vía reformista a una revolucionaria. Los terratenientes, los capitalistas y las fuerzas feudales, junto con las fuerzas del imperialismo, fueron considerados cada vez más como las causas de la pobreza y el atraso de China y, en consecuencia, fueron identificados como los enemigos de la revolución.

En este contexto, el PCCh entró en la escena política de la China moderna. Desde su fundación en 1921, el PCCh había declarado expresamente su misión de transformar China de un país pobre a uno próspero y poderoso. La primera alianza del partido con el Kuomintang se basó en los Tres Principios del Pueblo, cuyo núcleo era la igualdad de derechos sobre la tierra. Bajo la dirección del PCCh, la revolución no sólo pretendía cumplir las tareas inconclusas de la Revolución de Xinhai – el antiimperialismo y el antifeudalismo-, sino que buscaba incorporarlas a la Revolución Comunista[10]. Aunque la erradicación de la pobreza y la modernización eran aspiraciones comunes compartidas por las diferentes corrientes revolucionarias de la China moderna, que conectaban las Revoluciones Xinhai, Nacional y Comunista, la esperanza de una solución sólo surgió cuando el PCCh llegó al poder.

El enfoque de la pobreza del Partido Comunista de China

El PCCh y los social-reformistas coincidían en que China era pobre y atrasada, pero diferían en la forma de resolver estos problemas. Muchos historiadores y politólogos han estudiado las movilizaciones de base del PCCh y las estrategias mediante las que ganó poder, como el frente unido, la lucha armada, la construcción del partido y la línea de masas. Sin embargo, los estudiosos a menudo han descuidado examinar cómo el partido trató de utilizar su poder para redefinir el significado del desarrollo, adoptando una forma radical de revolución para lograr la modernización.

La sociedad civil china de principios del siglo XX carecía de la autoorganización y el poder necesarios para promover eficazmente la industrialización, por lo que el Estado tuvo que intervenir y dirigir el proceso[11]. En el periodo de la República de China, el Estado dirigido por el partido del Kuomintang no fue capaz de llevar a cabo la industrialización. La necesaria transformación del Estado chino se lograría finalmente mediante la movilización política de un partido marxista-leninista, el PCCh[12]. La legitimidad del PCCh, al sustituir a la administración del Kuomintang, venía determinada por su capacidad para impulsar la construcción del Estado y, en consecuencia, la modernización. A finales de la década de 1930, Mao Zedong (毛泽东) propuso que “la construcción económica debería estar en el centro de todo el trabajo del partido y de las organizaciones populares, y en el centro del trabajo de los comités del partido y de los gobiernos”[13]. También señaló que “el pueblo apoya al Partido Comunista porque representamos las demandas de la nación y del pueblo. Pero si no logramos resolver los problemas, construir nuevas formas de industria y desarrollar las fuerzas productivas, el pueblo no necesariamente nos apoyará”[14]. En este sentido, no es difícil comprender la constante priorización del desarrollo nacional y la búsqueda de la erradicación de la pobreza y la industrialización por parte del PCCh, así como su motivación para lanzar la reforma y la apertura.

En sus primeros años, al tiempo que desarrollaba la lucha revolucionaria, el PCCh llevó a cabo una serie de campañas de reducción de la pobreza en las bases de apoyo revolucionarias. Estas campañas prefiguraron las políticas de desarrollo en el periodo “posrevolucionario” y reflejaron la intención original del PCCh de construir un Estado modernizado. Por ejemplo, los esfuerzos del partido en materia de reforma agraria, educación, salud, seguridad social y asistencia social en la Base de Apoyo Revolucionaria Central o Soviet de Jiangxi-Fujian y en la r egión fronteriza Shaanxi-Gansu-Ningxia durante las décadas de 1930 y 1940, tienen un parecido asombroso con la actual lucha del partido contra la pobreza.

En primer lugar, el doble enfoque del PCCh para resolver la pobreza en la región fronteriza de Shaanxi-Gansu-Ningxia -centrarse en el atraso económico y proporcionar asistencia social- comparte similitudes con los programas contemporáneos de reducción de la pobreza del partido. En la región fronteriza, el partido estableció la producción agrícola como prioridad inicial en la construcción económica, organizando a los campesinos a través de cooperativas para mejorar la productividad e impulsar el desarrollo rural. Posteriormente, el partido promulgó un sistema impositivo progresivo en el que las personas de todas las clases -excepto las que se encontraban en situación de extrema pobreza- tenían que pagar impuestos al gobierno, al tiempo que proporcionaba desgravaciones por alquileres e intereses. Por último, el partido creó una institución dedicada a la asistencia social, concediendo fondos especiales para el socorro en caso de catástrofe y el reasentamiento de los refugiados de la guerra civil china y de la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa (1937-1945)[15]. En cierto modo, la experiencia de la región fronteriza representó el prototipo de los programas contemporáneos de reducción de la pobreza, orientados al desarrollo del partido. Estos se centraron en mejorar las condiciones de vida a largo plazo, promoviendo el desarrollo económico en las zonas más pobres, y programas de reducción de la pobreza dirigidos al bienestar, y a proporcionar alivio y apoyo inmediatos a quienes viven en la pobreza.

En segundo lugar, el desarrollo de la educación por parte del PCCh en la Base de Apoyo Revolucionaria Central comparte similitudes con los esfuerzos contemporáneos del partido para erradicar la pobreza. Después de fundar la base en 1931, el partido había construido escuelas primarias en todos sus municipios en enero de 1934, proporcionando educación gratuita a todos los niños. Además de desarrollar un sistema de educación obligatoria para niños y jóvenes, el PCCh también llevó a cabo una campaña a gran escala de aprendizaje de adultos en la zona base para erradicar el analfabetismo. Por ejemplo, en el condado de Xingguo, el partido creó 1.900 escuelas nocturnas, abiertas para todos los analfabetos menores de 35 años, representando las mujeres el 69% de los estudiantes[16]. Durante la fundación de la Base de Apoyo Revolucionaria Central, Mao declaró que todo el mundo tenía el mismo derecho a la educación, independientemente de su sexo, condición o identidad. Además, la constitución que regulaba la zona de la base garantizaba el derecho de las masas obreras, campesinas y trabajadoras a recibir educación y la instauración de un sistema de educación gratuita y universal[17]. En la actualidad, China cuenta con un sistema educativo de nueve años, gratuito y obligatorio en todo el país, y continúa luchando contra la pobreza a través de la educación, centrándose en aumentar el acceso a la educación y los recursos educativos en las zonas rurales. Ello, con el objetivo de bloquear la transmisión intergeneracional de la pobreza y proporcionar formación profesional y capacitación.

Además, las prácticas de asistencia social del PCCh en la Base de Apoyo Revolucionaria Central, también se asemejan a los mencionados programas de alivio de la pobreza impulsados en la actualidad, orientados al bienestar. En el área de la base, el partido estableció un comité de trabajadores que hacía cumplir los derechos laborales, apoyaba a los trabajadores desempleados y proporcionaba seguridad social, así como varias sociedades de ayuda mutua. El partido también creó oficinas correspondientes que se dedicaban principalmente a rescatar y ayudar a las víctimas de la guerra y los desastres naturales. Esta tradición, que se remonta a las primeras experiencias de gobierno del partido, continúa en la actualidad.

En las campañas para mejorar las condiciones de vida de la población en la Base de Apoyo Revolucionaria Central, Mao hizo hincapié en que nadie debía quedar rezagado o desatendido. Todas las personas debían ser tratadas con igualdad y respeto, especialmente los sectores marginados de los grupos como las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad[18]. La lucha contra la pobreza se basa hoy en el principio de “no dejar a nadie atrás”.

El PCCh consideraba que las causas profundas de la pobreza eran la explotación del campesinado por la clase feudal terrateniente. No obstante, con la agresión económica del imperialismo y la opresión de la clase burócrata-capitalista, tras la victoria de la revolución y la culminación de la reforma agraria, el partido llegó a la desalentadora conclusión que las condiciones fundamentales de la pobreza en las zonas rurales no habían cambiado. Inmediatamente después de la fundación de la República Popular China (RPC) en 1949, el PCCh se embarcó en un proceso de transformación social sistemática para erradicar la pobreza, aplicando una reforma agraria a escala nacional que destruyó el sistema feudal de la tierra. Al mismo tiempo, reconociendo la importancia de transformar la economía individual de los pequeños propietarios, el PCCh movilizó áreas de ayuda mutua y movimiento cooperativo en las zonas rurales. Sin embargo, en 1956, en sus notas del El auge socialista en el campo chino (中国农村社会主义高潮, Zhōngguó nóngcūn shèhuì zhǔyì gāocháo), Mao escribiría que China seguía siendo muy pobre y que tardaría décadas en hacerse rica. Dos décadas más tarde, cuando Mao se reunió con Kukrit Pramoj, primer ministro de Tailandia, en 1975, afirmaría que “el Partido Comunista no tiene miedo, lo que tiene miedo es la pobreza”[19]. Estos ejemplos reflejan el énfasis que desde hace tiempo se pone en la reducción de la pobreza en la agenda política del PCCh.

A lo largo de la era Mao, el partido continuó impulsando la transformación social en todo el país y en todos los frentes, desarrollando infraestructuras básicas en agricultura, conservación del agua, transporte, educación y sanidad, y logrando la industrialización básica. En este sentido, el periodo de construcción socialista entre la fundación de la RPC y 1978 puede situarse, a grandes rasgos, dentro de la historia de lo que en la actualidad el partido denomina reducción de la pobreza orientada al desarrollo[20].

En 1978, China inició un periodo de reforma económica de mercado. A pesar de los profundos cambios en la estrategia económica del PCCh, la pobreza siguió ocupando un lugar central en la agenda política del partido, como declaró Deng Xiaoping (邓小平): “Nuestra lucha de décadas siempre ha tenido el propósito de eliminar la pobreza”[21]. Para alcanzar este objetivo, Deng argumentó que era necesario adoptar un enfoque diferente al de la época anterior: “Nuestros veinte años de experiencia de 1958 a 1976 nos han mostrado: la pobreza no es el socialismo, el socialismo es eliminar la pobreza”[22]. Para clarificar la relación entre modernización y pobreza, Deng propuso fórmulas creativas como “los que se enriquecen primero traen a los demás” (先富带后富, xiānfù dài hòufù)[23]. Introdujo el concepto de construir una “sociedad moderadamente próspera” (小康社会, xiǎokāng shèhuì) como objetivo de la modernización, proponiendo la Estrategia de Desarrollo en Tres Pasos para lograr la modernización, y fijando como objetivo rector del PCCh dirigir al pueblo chino hacia la “prosperidad común” (共同富裕, gòngtóng fùyù).

Si bien los sucesivos dirigentes del PCCh han seguido insistiendo en la adhesión del partido al objetivo de la prosperidad común, a medida que ha avanzado la reforma y la apertura la polarización y la desigualdad social se han convertido en problemas cada vez más graves en un contexto de rápido desarrollo económico del país. Aunque el PCCh identificó el problema de la pobreza al principio de la reforma y la apertura y ha emprendido una serie de iniciativas para abordarlo durante este periodo -incluida la campaña de reducción de la pobreza orientada al desarrollo en las “tres zonas”[24] a principios de la década de 1980 y el Programa Prioritario de Siete Años de Reducción de la Pobreza para sacar a 80 millones de personas de la pobreza absoluta entre 1994 y 2000-, a las poblaciones pobres les ha resultado cada vez más difícil salir de la pobreza a medida que la desigualdad se ha disparado. No obstante, China ha conseguido importantes logros en materia de modernización, es evidente que el PCCh se enfrenta ahora al gran reto de gestionar la relación entre eficiencia y equidad.

Antes de la revolución, la economía y sociedad de China sufrían un largo periodo de subdesarrollo debido, por un lado, a la debilidad de las fuerzas populares y de la sociedad civil para impulsar el desarrollo económico y, por otro, a la incapacidad del Estado para hacer avanzar la modernización a escala nacional. Cuando el PCCh llegó al poder en 1949, proporcionó una nueva potencia para impulsar el proceso de modernización del país. Se dotó de la capacidad política, institucional y administrativa para transformar la sociedad china, rompiendo el ciclo de cambios dinásticos y afianzando el desarrollo nacional de China. Sin embargo, en la era postrevolucionaria, el PCCh se enfrentó a los retos de regular y distribuir la riqueza en una sociedad con intereses diversos.

Una práctica revolucionaria alternativa para erradicar la pobreza

En el XVIII Congreso Nacional del PCCh, celebrado en 2012, se produjo un cambio en el planteamiento del partido, que dio más importancia al uso de su fuerza institucional para guiar el proceso de modernización. Como señaló entonces el secretario general Xi Jinping (习近平): “Eliminar la pobreza, mejorar los medios de vida de la población y lograr la prosperidad común son los requisitos esenciales del socialismo. Hoy en día, la mayoría de la población ha experimentado una gran mejora en su nivel de vida, con la aparición de grupos de renta media y alta, pero sigue habiendo un gran número de personas de renta baja, y son ellas las que necesitan nuestra ayuda”[25]. En una serie de debates sobre la labor de reducción de la pobreza, Xi Jinping subrayó repetidamente el concepto fundamental de que “el desarrollo compartido se centra en abordar cuestiones de justicia social”[26]. Entre los líderes del PCCh de las últimas décadas, Xi es el que con más frecuencia ha planteado la cuestión de la pobreza, lo que representa la creciente preocupación del partido por las cuestiones de justicia social en esta nueva etapa de desarrollo. El desafío inicial al que se enfrentó el PCCh en su transformación de partido revolucionario a partido gobernante, fue el avance de la modernización de China, haciendo énfasis en el desarrollo económico. En la actualidad, tras haber alcanzado grandes logros económicos, el partido se enfrenta al reto de promover la justicia social para hacer realidad plenamente la modernización del país.

A lo largo de la era postrevolucionaria, los cambios en las relaciones entre el partido y el gobierno, entre el Estado y la sociedad, y los factores socioculturales han limitado el uso por parte del PCCh de medios revolucionarios en la distribución de la riqueza social. Así mismo, dado que el problema de la pobreza es estructural, los mecanismos normativos de la gobernanza tecno-burocrática han sido incapaces de regular la distribución. En consecuencia, para cambiar el patrón de distribución, el partido ha tenido que utilizar sus recursos institucionales y realizar intervenciones institucionales, al tiempo que iba más allá de las instituciones existentes mediante iniciativas “revolucionarias”. Esto ha incluido una autorrevolución dentro del propio PCCh, remodelando los intereses del partido y los intereses personales de sus miembros. La evolución del enfoque del partido, desde su estrategia tecnoburocrática hasta la campaña de erradicación de la pobreza a gran escala, no fue un movimiento de masas irracional similar al Gran Salto Adelante (1958-1962), sino un movimiento racional de creación de consenso y movilización de masas. Un experimento para revitalizar la práctica y el simbolismo revolucionarios en la era postrevolucionaria.

La lucha contra la pobreza ha restablecido la autoridad política del PCCh, cerrando la brecha entre el partido y el gobierno que surgió en medio de la priorización del crecimiento económico. Los secretarios del partido en los cinco niveles de gobierno -aldea, pueblo, condado, ciudad y provincia- son responsables de asegurar el éxito de los esfuerzos de alivio de la pobreza asumiendo la responsabilidad general, bajo el liderazgo directo del secretario general. El retorno de la dirección centralizada del partido ha ayudado al PCCh a reconstruir el consenso social, evitar el desorden social y gestionar el complejo entorno interno y externo. De este modo, la batalla contra la pobreza ha tenido un significado político que va mucho más allá de la mejora de los medios de subsistencia de la población.

Esta repercusión ha sido especialmente visible en las zonas rurales, lo que no es sorprendente dado que resolver el problema de la pobreza rural en China es esencial para realizar la modernización, construir una sociedad moderadamente próspera y avanzar en la justicia social en el país. El PCCh ha aplicado una amplia gama de medidas en las zonas rurales que han roto con la lógica tecnoburocrática y las limitaciones de las normas administrativas y técnicas existentes, permitiendo que los objetivos de justicia social trasciendan el proceso administrativo. Algunos ejemplos son la concentración de recursos en las zonas afectadas por la pobreza, como las “tres regiones y tres prefecturas”[27] (三区三州, sānqū sānzhōu); el envío de funcionarios a las aldeas pobres para que asuman responsabilidades de liderazgo en los esfuerzos locales de mitigación de la pobreza como primeros secretarios de partido; y la implantación de un sistema de supervisión para abordar los problemas de los condados y aldeas afectados por la pobreza, que en algunos casos requiere reubicar a personas que vivían en condiciones muy difíciles o peligrosas. El gobierno también ha introducido muchas iniciativas orientadas simultáneamente al mercado y también contrarias a sus intereses, como la reducción de la pobreza mediante el consumo, centrada en fomentar la compra de bienes y servicios rurales para promover el desarrollo; talleres de reducción de la pobreza; y el programa “10.000 empresas que ayudan a 10.000 pueblos” (万企帮万村, wànqǐ bāng wàncūn), que moviliza a las empresas privadas para que contribuyan a los esfuerzos de reducción de la pobreza rural. El PCCh ha logrado restablecer el equilibrio entre equidad y eficiencia utilizando la “victoria” en la lucha contra la pobreza y la “calidad de la victoria” como estándares para supervisar y evaluar la labor del partido y del gobierno.

Para llevar a término las tareas inconclusas de la revolución en la era postrevolucionaria, el PCCh necesitaba superar el marco normativo de gobernanza existente y la influencia de los grupos de interés surgidos durante la reforma y la apertura. A su vez, a partir de experiencias pasadas, como la Revolución Cultural (1966-1976), el partido tiene plena conciencia de la necesidad de garantizar la estabilidad institucional. En conjunto, la lucha contra la pobreza puede entenderse como un tipo alternativo de práctica revolucionaria.

Conclusiones

El uso del término “era postrevolucionaria” en este documento no es un argumento para abandonar los conceptos o las prácticas revolucionarias en la era de la globalización, ni un argumento para volver a las prácticas revolucionarias de épocas anteriores. El PCCh identifica la actual etapa histórica de China como la “etapa primaria del socialismo” (社会主义初级阶段, shèhuì zhǔyì chūjí jiēduàn), en la que seguirán existiendo relaciones de producción incompatibles con los principios básicos del socialismo. En consecuencia, las prácticas revolucionarias radicales han perdido legitimidad. Sin embargo, la materialización de los objetivos revolucionarios sigue siendo de gran importancia, tanto en la teoría como en la práctica del partido, ya que gestiona la tensión entre equidad y eficiencia en el proceso de modernización de China. Con la erradicación de la pobreza absoluta en 2021, China alcanzó su primer objetivo centenario de construir una sociedad moderadamente próspera. Sin embargo, para alcanzar su segundo objetivo centenario de construir un país socialista moderno que sea próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado, armonioso y bello, el PCCh debe continuar esta lucha y enfrentarse a la pobreza y la desigualdad relativas[28]. Queda por ver si las prácticas revolucionarias alternativas de la lucha contra la pobreza se desvanecerán en la memoria o se consolidarán como una nueva tradición política.

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Xi Jinping. “Remain True to Our Original Aspiration and Founding Mission – An Ongoing Campaign” [Permanecer fieles a nuestra aspiración original y a nuestra misión fundacional: una campaña en curso]. En The Governance of China, Vol. 3 [La gobernación y administración de China, Vol. 3]. Pekín: Foreign Languages Press [Ediciones en Lenguas Extranjeras], 2020.

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Zhou Feizhou. “Patrones de orden diferencial y prioridades éticas” [差序格局和伦理本位]. Revista China de Sociología [社会] 35, no. 1 (enero de 2015): 26-48.

Notas del autor

1. Xi Jinping, “Remain True to Our Original Aspiration and Founding Mission – An Ongoing Campaign” [Permanecer fieles a nuestra aspiración original y a nuestra misión fundacional: una campaña en curso], en The Governance of China, Vol. 3 [La gobernación y administración de China, Vol. 3] (Pekín: Foreign Languages Press [Ediciones en Lenguas Extranjeras], 2020).

2. Ying Xing, “‘Recuperar la revolución’: Ampliando nuevos horizontes en sociología” [“把革命带回来”:社会学新视野的拓展], Revista China de Sociología [社会] 36, no. 4 (julio de 2016).

3. Zhou Feizhou, “Patrones de orden diferencial y prioridades éticas” [差序格局和伦理本位], Revista China de Sociología [社会] 35, no. 1 (enero de 2015); Qu Jingdong, “Volviendo a la perspectiva histórica y remodelando el imaginario sociológico” [返回历史视野,重塑社会学的想象力], Revista China de Sociología [社会] 35, no. 1 (enero de 2015).

4. El Nuevo Ejército era una fuerza armada modernizada creada bajo la dinastía Qing tras su derrota en la Primera Guerra Sino-Japonesa (1894-1895). Véase Chen Mingming, Política y modernización en la sociedad postrevolucionaria [革命后社会的政治与现代化] (Shanghai: Editorial Lexicográfica de Shanghai [上海辞书出版社], 2002).

5. Wang Ban, He Xiang y Zhang Yu, “Descubrir la Ilustración en la Historia: Lectura de El surgimiento del pensamiento chino moderno de Wang Hui” [在历史中发现启蒙–读汪晖的《现代中国思想的兴起》], Revista de la Universidad de Tsinghua (Edición de Filosofía y Ciencias Sociales) [清华大学学报(哲学社会科学版)], no. 5 (2008).

6. Yan Fu, “Lectura de la nueva traducción de Los problemas sociales de Henry George” [读新译甄克思《社会通诠》] en Colección de Yan Fu, Vol. 1 [严复集, 第1册], ed. Wang Shi (Pekín: Compañía de libros Zhonghua [中华书局], 1986), 149.

7. Nota del traductor: la traducción al pinyin del nombre del Dr. Sun Yat-sen se ha incluido aquí, ya que su nombre inglés no se corresponde con su nombre chino, a diferencia, por ejemplo, de Yan Fu.

8. Sun Yat-sen, “Primera conferencia sobre los principios del sustento del pueblo (3 de agosto de 1924)” [民生主义第一讲(1924年8月3日)], en Las obras completas de Sun Yat-sen, Vol. 9 (孙中山全集, 第9卷), (Pekín: Compañía de libros Zhonghua [中华书局], 1986).

9. Chen, Política y modernización.

10. Chen, Política y modernización.

11. Chen, Política y modernización.

12. Chen, Política y modernización.

13. Oficina de Investigación Literaria del Comité Central del Partido Comunista de China [中共中央文献研究室] Cronología de Mao Zedong (1893-1949), Vol. 2 [毛泽东年谱(1893-1949): 中] (Pekín: Editorial Central de Literatura del Partido [中央文献出版社], 2013), 209.

14. Mao Zedong, Obras completas de Mao Zedong, Vol. 3 [毛泽东文集, 第3卷] (Pekín: Editorial del Pueblo [人民出版社], 1996), 147.

15. Ouyang Dejun, “Las prácticas contra la pobreza del Partido Comunista de China en la región fronteriza de Shaan-Gan-Ning” [中国共产党在陕甘宁边区的反贫困实践], Revista de la Universidad de Yan’an (Edición de Ciencias Sociales) [延安大学学报(社会科学版)] 41, no. 4 (2019).

16. Yu Boliu y Ling Buji, Mao Zedong y Ruijin [毛泽东与瑞金] (Nanchang: Editorial del Pueblo de Jiangxi [江西人民出版社], 2003), 317.

17. Yu y Ling, Mao Zedong y Ruijin, 317.

18. Yu y Ling, Mao Zedong y Ruijin, 317.

19. Zhao Xingsheng, “Pobreza y lucha contra la pobreza: Expresión y práctica del Partido Comunista de China sobre el mundo rural en la era de la colectivización” [贫困与反贫困–集体化时代中共对乡村问题的表达与实践], Historiografía de Anhui [安徽史学], no. 6 (2016).

20. Li Xiaoyun, Yu Lerong y Tang Lixia, “El recorrido contra la pobreza y los mecanismos de reducción de la pobreza en los 70 años posteriores a la fundación de la Nueva China” [新中国成立后 70 年的反贫困历程及减贫机制], Economía rural China [中国农村经济] 9, no. 10 (2019).

21. Aban Maolitihan, “Teoría y práctica antipobreza del Partido Comunista de China” [中国共产党反贫困理论与实践], Estudios sobre las teorías de Mao Zedong y Deng Xiaoping [毛泽东邓小平理论研究], no. 11 (2006).

22. Deng Xiaoping, La construcción del socialismo con características chinas [建设有中国特色的社会主义] (Pekín: Editorial Popular [人民出版社], 1987), 103-4.

23. En Occidente, a menudo se dice erróneamente que Deng Xiaoping sólo dijo “dejemos que algunos se enriquezcan primero”, omitiendo la segunda parte de su afirmación, que indica que los miembros más ricos de la sociedad tienen la responsabilidad de “llevar a los demás consigo” hacia el objetivo de la prosperidad común.

24. Nota del traductor: las “tres zonas” se refieren a Hexi y Dingxi, en la provincia de Gansu, y Xihaigu, en la Región Autónoma Hui de Ningxia.

25. Xi Jinping, Extractos del discurso de Xi Jinping sobre el alivio de la pobreza [习近平扶贫论述编摘], ed. Instituto de Historia y Literatura del Partido del Comité Central del PCCh [中国共产党中央委员会党史和文献研究院] (Pekín: Editorial Central de Literatura del Partido [中央文献出版社], 2018), 3.

26. Xi, Extractos, 9.

27. Nota del traductor: las “tres regiones” son Tíbet, las zonas de etnia tibetana de las provincias de Sichuan, Yunnan, Gansu y Qinghai, y las cuatro prefecturas del sur de Xinjiang (Hotan, Aksu, Kashgar y la prefectura autónoma kirguís de Kizilsu). Las “tres prefecturas” son Liangshan en Sichuan, Nujiang en Yunnan y Linxia en Gansu. 

28. En el XVIII Congreso Nacional del PCCh de 2012, el partido anunció una serie de objetivos de desarrollo -conocidos como los “dos objetivos del centenario”- que debían alcanzarse en dos importantes aniversarios centenarios. El primer objetivo centenario era erradicar la pobreza absoluta y construir una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos para 2021, centenario de la fundación del PCCh en 1921; el segundo objetivo centenario es construir un “país socialista moderno que sea próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado, armonioso y bello” para 2049, centenario de la fundación de la RPC en 1949.